Por: Jorge Arturo
Abello Gual.
En un artículo muy bueno,
titulado: “Somos médicos, no asesinos ni dioses”[1],
un médico nos recuerda a toda la humanidad la esencia de esa profesión, y a su
vez menciona que:
“Siempre
consideré a la medicina, no como una profesión, sino como un apostolado. Muchos
de los apóstoles fueron encarcelados, y muertos. La historia se repite.
Insisto, ¡somos médicos, no asesinos, pero tampoco dioses!”[2]
El médico hace un relato de tres
casos en los que realizó operaciones de alto riesgo[3],
pero que fueron exitosas para sus pacientes, y se pregunta, qué habría sido de
las familias de aquellos pacientes si él como médico hubiese tenido miedo de
operarlos.
Este médico expresa su temor a
ser maltratado por el sistema judicial de su país, y es el miedo al que se
enfrentan todos los médicos al ejercer su profesión. En este artículo trato de
aclarar en qué consiste la responsabilidad de un médico y desligarla del
ejercicio legítimo de una profesión.
Para el derecho, la medicina no
es una actividad ilícita, ni los médicos son considerados como delincuentes, es
una actividad que exige mucha disciplina, sacrificio y conocimientos, pero como
todas las profesiones, debe ser regulada y controlada para evitar que se
cometan abusos y se le causen daños a las personas.
Los abogados que nos dedicamos a
la responsabilidad médica, somos conocedores de que la medicina no es una
ciencia exacta en muchos temas, las variables del cuerpo humano, así como zona
geográfica, la contaminación, la cultura, la fauna, la flora y otro tipo de factores, influyen en
la salud de todas las personas, y dificultan muchas veces el ejercicio de la
medicina.
La Ley no se hizo para castigar a
los médicos por resultados adversos que están por fuera del alcance de la
ciencia. A los médicos solo se les exige lo que humanamente le sea posible de
acuerdo con las circunstancias y las posibilidades científicas. En resumen, al
médico no se le pide que siempre cure al paciente, sino que ponga todo su empeño
y su conocimiento para tratarlo, así a veces no sea posible curarlo.
Pero hay que aclarar en todo
caso, que este criterio de evaluar el esfuerzo del médico en un juicio de
responsabilidad no lo hace el juez, ni los abogados, ni los pacientes, sino otro
perito médico quién emitirá un dictamen como par evaluador, por tanto, en el
derecho solo deberán ser condenados aquellos médicos a los que les demuestren que
han actuado con impericia, negligencia o imprudencia. Incluso, me atrevería a
decir que un proceso judicial, solo condena a aquellos casos donde se demuestre
negligencia grosera y que causan daños a los pacientes.
Es también un error considerar
que a los médicos se les trata como delincuentes en la justicia, porque lleva a
la percepción de que se los asimila a los sicarios, ladrones o estafadores, por
el solo hecho de ejercer su profesión, y ello no es así. Un caso de
responsabilidad médica, no se aborda como si el médico hubiera querido hacerle
daño al paciente, se aborda como un caso de un accidente de tránsito, porque es
muy similar en muchos aspectos a saber:
a) Tanto
el conductor como el médico saben de su oficio, pues el conductor se supone que
sabe manejar, y el médico que sabe de su profesión.
b) Ni
el conductor en un accidente, ni el médico en un procedimiento tienen la
intención de dañar a la víctima, y por ello, no se les juzga por un delito
doloso, sino por un delito culposo.
c) Causan
un daño en la víctima en razón de una negligencia, imprudencia o impericia, con
la que surge la obligación de resarcir los perjuicios. En ambos casos, las
personas causan un daño por un descuido, o por un acto deliberadamente arriesgado
que no hubiese hecho otro conductor u otro médico, pero sobre todo, vulnerando
ya sea las leyes de tránsito, o en el caso de los médicos, los lineamientos más
básicos de la lex artis, o ley de la ciencia.
Los riesgos son inherentes al
ejercicio de la profesión médica, así como conducir, los médicos no son
responsables cuando realizan todo lo que estaba en sus manos para poder salvar
una vida, y por ello a ningún médico se le juzga por la muerte de un paciente
que no podía salvar ni “Mandraque”.
De esta forma, ¿Pueden los
médicos tomar riesgos? Si, en la línea de lo responsable, es decir, cuando
ponen todos sus conocimientos y medios para curar un paciente. Pero ello no
significa que puedan tomar riesgos que devela un desconocimiento franco de los
cuidados debidos que indica la ley de la ciencia, pues en estos actos se
vislumbra una negligencia, impericia o negligencia grosera, que son los hechos
que realmente prohíbe el derecho, así como las normas de tránsito buscan evitar
accidentes.
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EL RIESGO EN LA RESPONSABILIDAD MÉDICA:
Mas información:
[1]
VISCAINO RONQUILLO, Augusto. Somos médicos, no asesinos ni dioses. El periódico
el Universo. 25 de Enero de 2014 En la siguiente página web: http://www.eluniverso.com/opinion/2014/01/25/nota/2079571/somos-medicos-no-asesinos-ni-dioses, consultada el 18 de Enero de
2017.
[2]
Ob. Cit.
[3]
“En un hospital, una mañana me avisaron de una emergencia. En una guerra de
pandillas a una chica, por un cartuchazo o disparo con cartuchos, le habían
volado casi la mitad de los músculos del muslo izquierdo y la arteria y vena
femorales; tenía una gran hemorragia. Una persona me dijo que la dejara morir
ya que no tenía sangre en las arterias y por eso un hematíe pasaba por su
corazón, de vez en cuando. ¡Pero no me pareció bien dejar perder una vida tan
joven sin peleársela a la muerte. Y la operé. Y se salvó. ¡Y ahora ya es
abuela! Pudo parecer una operación innecesaria, pues la paciente ya estaba
agonizando.
Otra vez, un médico
norteamericano que vino con todo su equipo e instrumental al país dijo que no
se podía operar aneurisma de aorta en un hospital ecuatoriano porque no tenía
la infraestructura necesaria. A las dos semanas de eso atendí a un señor con un
aneurisma de aorta que no le permitía realizar ningún tipo de actividad, y era
él quien cuidaba a su única hija. Lo operé y quedó tan bien que siguió haciendo
su vida en el campo, incluso montando a caballo, hasta que falleció a los ocho
años por un infarto cardiaco. Operación peligrosa, ¿porque un “gringo” dijo que
no se la podía hacer?
Una noche llegó un
patrullero policial a mi casa y tres policías entraron como tromba. Uno salió
con mi maletín y dos me hicieron entrar rápido al patrullero. ¿Qué pensarían
mis vecinos? En una batida contra delincuentes un policía recibió un balazo en
la arteria iliaca externa izquierda (como de lo que murió el presentador
nacional de televisión Marco Vinicio Bedoya). Todos los policías que habían
llegado me pidieron que no lo dejara morir. Lo operé y sobrevivió, y al poco
tiempo volvió a su actividad policiaca. Operación peligrosa ¿y tal vez
innecesaria porque casi todos con esa herida se mueren?” Ob. Cit.