CASO PARA EL
DERECHO PROBATORIO: RESPONSABILIDAD MÉDICA.
Francisco Peralta es profesor universitario, y comenzó
luego de 10 años de ejercer su profesión a tener molestias en su garganta, para
hablar, a veces se quedaba afónico y comenzó a roncar mucho. Fue al médico y le
diagnosticaron que tenía un nódulo (pequeño tumor) en su tiroides.
El primer médico que lo trató, el Dr. Paradita, le ordenó
unos análisis, y luego de ello, realizó un tratamiento con medicamentos,
buscando que el tumor se fuera desvaneciendo. Luego de 8 meses de tratamiento,
el paciente no vio mejoría, a pesar de que su médico le decía que tenía que
tener paciencia, que seguramente en tres meses más iba a ver los resultados del
tratamiento, sin embargo, Francisco no soportó y consultó a otro médico.
El segundo médico, el señor Fabra, le hizo otros
análisis, y en efecto confirmó el diagnóstico, pero dijo que era necesario
operarlo, que en su concepto, ese tumor no iba a ceder solo con medicamentos, y
que lo más recomendable era operarlo. Este médico le dijo que el no operaba,
que no era su especialidad, y que lo iba a remitir con un cirujano para que realizara
la operación necesaria.
El cirujano, era el Dr. Rodríguez que recibió al
paciente en consulta, le ordenó los exámenes prequirúrgicos con lo cual confirmó
que el paciente estaba en buen estado para una operación. El cirujano le
explicó al paciente en qué consistía la operación y cuales eran los riesgos de
la misma, entre ellas, la posibilidad de que se cortara el nervio laríngeo recurrente
(cuerda vocal), que por ello, era posible que quedara afónico. Así las cosas se
firmó un consentimiento informado en el cual se firmó por parte del paciente.
La operación se programó y el médico realizó la
operación. En la epicrisis de la operación, el médico coloca, que se separó el
nervio laríngeo recurrente, se extrajo el tumor, y que no se presentó ninguna complicación
en la cirugía.
El paciente sale a recuperación, primero a UCI, y
luego a una habitación, luego de reaccionar a la anestesia. En la habitación se
encuentra acompañado de su esposa María, donde el trata de hablar pero no le sale
mucho la voz. Ellos piensan que hace parte de la recuperación luego de la cirugía.
El médico los visita y ve por primera vez al paciente luego de la cirugía, le
examina las heridas, y le dice que hable, el paciente dice algunas palabras en voz
muy afónica. “El médico dice, Ah bueno, puede hablar…”
El paciente luego de mes y medio, sigue presentando mucha
dificultad para hablar, se le oye ronco, afónico, y va donde el médico cirujano,
quién le dijo que era normal, que eso era parte de la recuperación.
Francisco acude a otro médico, el Dr. Fabra
nuevamente, y este dice, que sí en efecto eso podía ser parte de la
recuperación, que debía hacer terapias con fonoaudiología, y le mando unas diez
terapias.
La fonoaudióloga Patricia trató a Francisco, pero
inicialmente le dijo, que su voz no estaba para nada bien, que era necesario
que lo examinaran más a fondo, porque esa voz no era normal, estaba muy
afónico, el esfuerzo para hablar era mayúsculo, y que pasado el tiempo de la
operación, debía haber algo físico que era necesario determinar.
Francisco fue a donde el Dr. Vega, otro otorrinolaringolo,
quién lo examinó, en efecto, no le había gustado como se oía la voz de Francisco
y le ordenó unos exámenes. En los exámenes se diagnóstico que en efecto, el
paciente se le había afectado el nervio laringeorecurrente derecho (cuerda
vocal), el cuál se encontraba paralizado, y debido a ello, se estaba causando
la afonía de Francisco, y que ello era un daño irreversible, puesto que en la
garganta existen dos nervios laringeorecurrentes, uno derecho y otro izquierdo,
y que ellos se abren y se cierran para que la voz se genere. Cuando uno de ellos
queda paralizado, no se cierra la totalidad de abertura y la voz pierde fuerza,
generando la afonía en el paciente.
Francisco inconforme, porque al ser profesor Universitario
depende de su voz para trabajar, y resulta que después de dicha operación,
quedó afónico de por vida, y se cansa rápidamente luego de hablar mucho tiempo
y no es recomendable que siga dictando clases. Se le ofrecen dos tratamiento para
recuperar en parte la voz, uno es colocar un tapón entre los dos nervios
laringeorrecurrentes para que existan menor espació entre uno y otro y así
mejorar la voz, a lo cual se somete, pero desafortunadamente luego de dos
meses, vuelve a perder la fuerza de la voz y tiene que evitar nuevamente dictar
clases. El otro tratamiento fue inyectar grasa al nervio laringeorrecurrente
afectado, lo cual mejoró considerablemente la voz, pero nunca volvió a ser el
mismo. Francisco perdió su trabajo por
más de 1 año en esas operaciones, tuvo daños morales pues su vida no fue la
misma desde entonces, pues no podía hablar, y por ello se deprimió, no podía
trabajar, y sufrió un desmedro en sus ingresos muy importante.
Consultó a varios médicos sobre el tema:
Alirio un médico otorrinolaringólogo dijo que esa
operación es muy delicada, y que debía hacerlo un médico cirujano especialista
en cuello y cabeza, porque un cirujano general podría cometer el error de
cortar el nervio laringeorrecurrente, por falta de experticia, y que ello ha
ocurrido mucho, por eso, es que se recomienda que esas operaciones las realice
un médico especialista en cuello y cabeza.
Flaminio otro médico otorrino, dijo que cortar el
nervio laringeorrecurrente en esas operaciones es un riesgo inherente a ese
tipo de operaciones, que el nervio es milimétrico y que a veces de acuerdo con
el paciente, no se encuentra y a veces se corta sin darse cuenta. Que es un
tema muy difícil y que depende en gran parte del tamaño del tumor que se vaya a
extraer, pues entre más grande, más es el riesgo de cortar el nervio.
Piroberto, dijo que el corte del nervio laringeorrecurrente
es un riesgo previsible, y que todo médico, por ser previsible debió tomar las
medidas necesarias para evitar su corte. Que incluso en el procedimiento, se
establece en la lex artis que antes de sacar el tumor, el cirujano debe ubicar
primero el nervio, separarlo con cuidado para evitar cortarlo, y una vez
realizada dicha maniobra sí puede iniciar con la extracción del tumor, por lo tanto,
si el médico se apegó a dicho protocolo, no debió afectar el nervio recurrente,
a menos que se presentara una anomalía o una deformación particular en el
paciente, que debió reportar el médico en la epicrisis.
Ronaldo, otro médico cirujano general consultado dijo que
el riesgo de corte del nervio laringeorecurrente en la operación que le hizo a
Francisco era de un 5% de los casos, y que de presentarse algún inconveniente en
la cirugía, el médico ha debido reportarlo. Que si el médico se apegó a los
protocolos, no debió presentarse ese resultado lesivo al paciente.
Que en la hoja de vida del dr. Rodríguez, el cirujano,
aparece que es cirujano general, que no es especialista en cuello y cabeza, que
en efecto cuenta con 20 años de experiencia, y que ha realizado más de 20
operaciones como la de Francisco, sin haber presentado ningún inconveniente. El
médico ha dicho que el paciente firmó el consentimiento, donde se le advierte
el riesgo de corte del nervio laringeorrecurrente como un riesgo inherente, y
que en efecto eso fue lo que ocurrió.
Tener en cuenta los siguientes videos, para resolver
el caso:
Consentimiento informado
Riesgo inherente
https://www.youtube.com/watch?v=_HL_b9CkdsY&list=PLqomS-7XC5ZFsuRoeKq-AIMEZF3eYsjcg&index=5&t=9s
Imprudencia, impericia, negligencia
https://www.youtube.com/watch?v=Ath-zLSlXP4&list=PLqomS-7XC5ZFsuRoeKq-AIMEZF3eYsjcg&index=8
Protocolos y guías medicas
https://www.youtube.com/watch?v=K6ujLk833_A&list=PLqomS-7XC5ZFsuRoeKq-AIMEZF3eYsjcg&index=7
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