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viernes, 29 de noviembre de 2024

La ética y el derecho penal



En los delitos económicos y los delitos de corrupción, la ética es un elemento fundamental en la comisión de los mismos.

La ética es la concepción de los principios y parámetros correctos. Cuando en una institución pública todas las transacciones se realizan con un previo acto de corrupción, la ética desaparece, y como lo menciona Shuderland (autor de los delitos de cuello blanco), se crea una subcultura en el grupo, donde la comisión del delito, no solo es permitido, sino justificado.

En este orden de ideas, la cultura delincuente (que justifica el delito) se apropia de las instituciones públicas, y se legalizan los procesos, ejecutando previamente un acto corrupto, casi como pre requisito. Los actos corruptos como el pago de sobornos para la adjudicación de un contrato o el nombramiento de un cargo público, se convierten en la regla general, y las actuaciones legales y transparentes son la excepción, o incluso tienden a desaparecer, cuando la corrupción permea toda la entidad en todos sus niveles.

De conformidad con la teoría del psicoanálisis, la ética es un inhibidor de conductas corruptas, pues impone límites en la actuación de las personas, quienes ante una propuesta indecente, la rechazan por ir en contra de sus principios éticos. La ética refuerza un superyó que inhibe al yo a realizar conductas contrarias a sus principios, y ante cualquier indicio de corrupción, el superyó recrimina y reprime con todos los principios éticos, cualquier tipo de actuación corrupta. Cuando todas las personas están en la misma sintonía, la corrupción se rechaza y los procesos administrativos comienzan a llevarse conforme a la legalidad.

Los problemas se generan en las siguientes situaciones:

1) La coacción o la presión. En muchos casos, la falta de estabilidad laboral, y el miedo a ser despedido, hace que la persona acceda a las propuestas corruptas, generándose un estado de necesidad, pues la persona actúa para evitar un mal cierto y futuro (coacción). Cuando los corruptos tienen el poder sobre sus subordinados, para terminar su contrato, no renovarlo o despedirlo, es muy difícil en muchas ocasiones que la ética actúe como un inhibidor para el subalterno, pues no todas las personas están en disposición de perder su empleo. Existen también, casos más graves, como las presiones basadas en amenazas de muerte.

2) Cuando la cabeza es corrupta y el jefe es corrupto, la corrupción surge como ejemplo y modelo a seguir. Las personas que tienen necesidades insatisfechas, o que quieren mayores ingresos y tienen mayores expectativas, son arrastrados por los corruptos, y una vez se hace el primer acto corrupto, ya se genera un compromiso con los corruptos, pues para ocultar un primer acto de corrupción, tendrá que aceptar unos similares futuros. Así las cosas, una vez se entra en la cadena de corrupción, ya luego es muy difícil salirse.

3) El superyó delincuente: Existen personas cuyo superyó no reprime las actuaciones delictivas, sino por el contrario, las fomenta, en ese orden de ideas, la ética funciona a la inversa. Al incluir a un funcionario corrupto en una entidad, todo el modelo, estructura y los procedimientos se comienzan a ejecutar desde una perspectiva de la corrupción. Así en esos modelos de corrupción estructural, la regla general son los actos corruptos, y la excepción es la legalidad. Y si se reúnen varios corruptos, la subcultura se consolida y comienzan a adherir a más voluntarios, y a los que no, se les presiona o se les coacciona.

Los problemas que estos temas generan es que la corrupción se convierte en una subcultura contraria a la Ley, que se ejecuta paralela a la Ley.

Se genera una justificación por la comisión de los actos de corrupción, como: "si todos las las personas hacen lo mismo"; "si no es así, no se hacen las cosas"; "así funciona el sistema"; "si no es así, se se progresa".

La corrupción no tiene en cuenta los efectos en la sociedad, por tanto, no importa si una obra no se ejecute, si se cae el puente que se está construyendo, si no hay suficientes recursos para mantener un ancianato, o que no alcance el dinero para darle alimentos a niños en un colegio público.

Cuando la corrupción es estructural, todos los corruptos se cuidan las espaldas, y por ello, es muy difícil detectarlos y atacarlos, pues todos los corruptos involucrados en un hecho, se ponen de acuerdo para ocultar las pruebas o crear otras falsas, para evitar las sanciones administrativas o penales. La impunidad en estos temas, asegura la continuidad de los corruptos en los cargos y en sus funciones. 

En conclusión, la cultura corrupta socaba los principios éticos, los invierte, y convierte a la ilegalidad en la regla general, y lo legal, en la excepción.


 
 


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