El pánico, el miedo, la fobia, son fenómenos que le ocurren a todas las personas y las colocan en una situación muy particular, donde sus instintos de preservación actúan y anulan la razón.
Nuestro cerebro instintivo toma posesión de la persona ante un estimulo que percibe como una amenaza, está es la parte de nuestro cerebro que procura nuestra autopreservación frente a los peligros de la vida diaria. Así las cosas, frente a un ruido de llantas frenando, frente a la caída de escombros, frente al ladrido de un perro, nuestro cerebro reacciona muchas veces instintivamente en pro de nuestra autopreservación, de no ser así, no hubiésemos podido sobrevivir como especie, y en muchas ocasiones, nuestros instintos, nos permiten correr, saltar, agacharnos y defendernos de los peligros que a diario enfrentamos. Un gran ejemplo de ello, es cuando nos encontramos manejando y de pronto vemos como un vehículo hace una maniobra peligrosa invadiendo nuestro carril, y nosotros reaccionamos y evitamos la colisión. Si en esa situación, nos ponemos a pensar, por ejemplo, qué motivó al otro vehículo a realizar tal maniobra, o qué es mejor, frenar o acelerar, y qué ocurriría con el vehículo que viene atrás, o qué le pasaría a la señora que está viendo los carros, pues sencillamente, si me pongo a pensar en todo eso y no reacciono, pues me estrello.
El miedo entonces es un estímulo que guía una conducta instintiva de sobrevivencia ante la presencia de un peligro inminente. Así por ejemplo, si escucho un estallido, una reacción podría ser tirarme al piso, o salir corriendo, luego de que realizo la conducta vuelvo y reviso la situación con la razón, y me doy cuenta de que se trata de un camión que pisó una bolsa llena de aire. Al percatarme de que no es un peligro real o dejo de correr, o me levanto del piso. Si por el contrario, me doy cuenta de que se trata de un delincuente que ha disparado una pistola, pues sigo corriendo o me escondo en algún lado donde las balas no me puedan alcanzar.
En estos casos, la mente juega una pasada bastante relevante, pues ante la falta de certeza de lo que esta ocurriendo, la mente la llena con recuerdos relacionados con el sonido de un estallido. Así pues, si en una experiencia previa la persona logra identificar entre el sonido de un arma y otro estallido, pues practica tiro con armas los fines de semana o es un cazador aficionado, al escuchar el estallido y detectar que no se trata de un arma, pues no pierde la calma y buscará el origen del ruido, pero no se alterará, tanto, como el que no sabe identificar el sonido, quién por el contrario, su mente le juega una mala pasada y lo hace correr y tirarse al suelo.
En el caso de personas que han sufrido experiencias traumáticas, como un secuestro, una violación, un accidente de tránsito, o una paliza, sus experiencias previas condicionan su conducta, y puede o que ante una situación similar o que les recuerda el suceso, reaccionen corriendo o reaccionen violentamente, ya que la mente, ante la incertidumbre de lo que está ocurriendo, rememora el recuerdo, y alerta a la persona para que no le vuelva a ocurrir.
En el caso de las fobias, las personas que le temen a la oscuridad, que sufren claustrofobia, que le temen a determinados animales, como las ratas, los lagartos o las arañas, su miedo los lleva a reaccionar instintivamente a correr o a golpear sin control. También hay miedos a las alturas, miedo al fuego, miedo al agua, los cuales también condicionan el comportamiento de la persona que los padece. Estas personas, sufren ataques de miedo y no logran controlar su reacción frente algo que los aterroriza, y que a otras personas no les pasa y no pueden comprender.
En muchas profesiones como por ejemplo, los soldados, los policías, los bomberos, los médicos entre otros, son personas que las preparan para reaccionar en situaciones de peligro, así por ejemplo, un soldado ante la inminencia de un disparo, reacciona de forma diferente a lo que haría una persona normal. Un médico al recibir un paciente herido con arma de fuego, lleno de sangre en varias partes del cuerpo, no reacciona igual, que un hombre común, que al ver tanta sangre se puede desmayar. Un médico forense puede realizar una autopsia, mientras se come una pizza, mientras que otra persona seguramente también se desmayaría. En el campo del delito, el torturador no se inmuta frente al dolor de su víctima, el asesino no se conmueve ante la muerte de su objetivo, y el violador no se contiene frente al terror y gritos de su víctima.
El miedo motiva reacciones humanas instintivas ya sea paralizándose, corriendo o luchar. Cuando ello pasa es necesario valorar la responsabilidad de esa persona en ese momento, así por ejemplo:
El padre que le tiene terror a las alturas, y se quedó paralizado mientras su hijo de 2 años se caía de la baranda de un edificio, y a pesar de tenerlo al frente, fue incapaz de reaccionar para salvarlo.
El sujeto que teniéndole fobia a la sangre, atropelló a otra persona, pero al verla herida y sangrando se aterrorizó y huyo del lugar.
La persona que en medio de un incendio en un teatro, sale corriendo y tumba y pisa a todo el que se atraviesa en su camino para salir del sitio.
La mujer que sufrió de una agresión sexual años atrás y golpea a un individuo en la cabeza y lo hiere casi de muerte, por considerarlo un agresor, cuando en realidad era solo otra persona que iba caminando por el sitio.
De acuerdo con el código penal colombiano, existe una causal de ausencia de responsabilidad denominada miedo insuperable, en el artículo 32 numeral 9, que dispone: 9. Se obre impulsado por miedo insuperable.
Sobre el particular es necesario aclarar cuando el miedo insuperable se presenta como una causal de inimputabilidad o como un estado de necesidad. Cuando el miedo es fundado en la realidad y la persona actúa para sobrevivir, podríamos estar en presencia de un estado de necesidad, pero cuando el miedo se produce por un error de percepción de la situación y afecta la facultad cognitiva de la persona, tendríamos que hablar de un estado de inimputabilidad.
Hay que tener en cuenta que a diferencia del estado de necesidad, el miedo insuperable, siempre será subjetivo pues depende de cada persona, y por ello, se requiere de una valoración del implicado de su conducta frente al miedo que sufrió en esa situación.
No puede tratarse de un miedo natural, que sentiría cualquier persona al iniciar una conducta riesgosa, como en los delitos culposos, ni tampoco el miedo natural de un sicario en momentos previos a dispararle a su víctima. Se trata de un miedo provocado por la situación que no es premeditada, sino es espontanea y que genera una reacción instintiva de supervivencia, generada a su vez por un temor subjetivo de la persona que actúa, y que puede generar la parálisis o la reacción de huir o de luchar.
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