“El forense que asegura que a Colmenares no
lo mataron
Miguel Botella
López, quien esta semana rindió testimonio en el caso Colmenares, se defendió
de los cuestionamientos sobre su idoneidad para intervenir en el juicio a favor
de la defensa de Jessi Quintero y Laura Moreno.
“Un ejemplo de todo lo
que no debe hacerse en una necropsia”, así calificó el antropólogo forense
Miguel Botella el informe con el que el exdirector de Medicina Legal, Máximo
Duque, determinó que Luis Andrés Colmenares había sido asesinado la noche del
31 de octubre de 2011, supuestamente, por golpes contundentes. Esa tesis
planteada por Duque es la prueba reina con la que la Fiscalía busca una condena
contra Laura Moreno y Jessy Quintero.
En la audiencia, que se extendió durante cuatro días, el antropólogo explicó
que durante la autopsia realizada por Duque “se violaron todos los protocolos
internacionales para llevar a cabo este tipo de procedimientos”. El experto
señaló que los materiales que se usaron -un cuchillo de cocina, unas tijeras,
unas pinzas y un balde plástico con agua-, al igual que el lugar donde se
realizó -una caja de cartón sobre un piso de tierra- habría afectado las
conclusiones a las que llegaron el exdirector de Medicina Legal y su equipo.
Entre estas conclusiones está la existencia de una huella patrón que, según la
Fiscalía, fue causada por el impacto de la base de una botella en el cráneo de
Colmenares. Pero el experto español aseguró que tal huella no existe. Además,
Botello afirmó que si bien hay dos fracturas causadas en dos eventos distintos,
la primera sería una consecuencia de la caída y, la segunda, consecuencia del
deficiente procedimiento de necropsia realizado por Duque.
El antropólogo indicó que las hemorragias en las vértebras de Colmenares, que
supuestamente, fueron producto de los golpes, en realidad ocurrieron durante
esa segunda exhumación, pues el tipo de cuchillo usado en la exhumación para
decapitar al cuerpo dejó las marcas. Además, dijo, los cortes que se hicieron
en cráneo y costillas destruyeron toda la evidencia y eliminaron de tajo toda
posibilidad de revisar el cuerpo una vez más.
Ante sus declaraciones, el padre de Colmenares publicó una serie de correos que
intercambió con el experto, en los cuales Botella admite no ser médico forense.
Sobre estos señalamientos y sobre su experiencia en el campo de la antropología
habló con El
Espectador el docente español, quien además de haber
liderado la exhumación de los restos de Cristóbal Colón y varios príncipes
españoles -entre ellos toda la dinastía de la Corona de Aragón-, ha participado
en identificación de restos de la Guerra Civil Española, la dictadura chilena y
las víctimas de la violencia que el narcotráfico ha dejado en la frontera
mexicana.
¿Cuál es su experiencia
en el campo científico?
Empecé haciendo excavaciones -la primera la hice en 1968- desde que era
estudiante de arqueología. Pero la arqueología que estudié en aquel momento era
muy de hallazgos de cerámicas, de restos constructivos, pero no había humanos.
Luego empecé a estudiar medicina, y me licencié en medicina y cirugía en la
Universidad de Granada. Después de eso estuve en Francia y, cuando regresé, me
dieron los cursos de Antropología y Anatomía Humana. Ahora dirijo el
departamento de Antropología y el Laboratorio antropológico de la Universidad
de Granada y doy clases de antropología forense, evolución humana y
paleopatología —los traumatismos y enfermedades en los huesos—.
¿Y en el campo judicial?
He trabajado en todo el
mundo ayudando tanto con identificación de cadáveres como en evaluación de
informes y dictámenes. En Chile, por ejemplo, fui evaluador único de la calidad
de las identificaciones que se hicieron de los muertos de la época de la
dictadura de Pinochet. Estudié los expedientes y traumatismos que había,
estudié las fotos, no vi los restos esqueléticos. Pero lo que evalué fue la
pericia que habían hecho los investigadores. Encontré que habían grandísimos
fallos. En mi currículo hay 72 informes, estudios y dictámenes que he firmado
como responsable. Pero con mi equipo hacemos más de 100 informes periciales forenses
por año.
En España, ¿cada cuánto
trabaja con las autoridades?
Constantemente. Es una
cosa rutinaria. Tengo la ventaja de que actuamos en conjunto y por eso me ponen
medallas, que es lo que recibo porque no me pagan (risas). Llevo colaborando
más de 20 años. Aquí todos trabajamos juntos, policías y médicos forenses.
¿Qué son específicamente
estos informes periciales?
Hacemos
identificación de restos humanos, esqueletos que aparecen en el campo y de los
cuales tenemos que hacer identificación. Aparte de eso analizamos
circunstancias biológicas de esa persona, es decir, estudiamos la enfermedades
que tuvo esa persona antes de morirse, las marcas de violencia que puedan
aparecer sobre esos restos o las marcas de manipulación. Nos pueden mandar
personas descuartizadas o con traumatismos complejos para que nosotros podamos ver
lo qué ha pasado o revisar lo que otros han hecho.
¿Eso fue lo que hizo en
el caso de Luis Andrés Colmenares?
Sobre el caso Colmenares
prefiero no comentar nada, lo que tenía que decir al respecto ya está dicho en
la audiencia.
¿Qué tan importante es
seguir los protocolos en estos procedimientos forenses?
Entiendo que
ante un tema en el que un caso nunca es igual a otro, lo más básico es emplear
el sentido común. Pero los protocolos son lineamientos generales de elementos
que hay que tener en cuenta para hacer un trabajo serio, son básicos para
ejercer esta profesión y sobre esta línea debe actuar la experiencia, el
conocimiento, y el sentido común.
Usted mismo ha señalado
que no es médico forense, pero aun así lo han buscado autoridades judiciales de
distintos países para ayudar a identificar víctimas o causas de muerte en casos
de homicidios. ¿Por qué?
Hay que
entender que un médico forense y un antropólogo forense no son la misma cosa.
La diferencia es grande. Un médico forense es un profesional de la medicina que
la administración de justicia contrata para que le asesore en sus conceptos. Y
el antropólogo forense es un antropólogo que aplica sus conocimientos para
identificar restos momificados, saponificados, putrefactos y esqueléticos. Lo
que el médico forense ve es el cadáver fresco. Ahí tenemos una vertiente, que
es la paleopatología, que como ya expliqué, es para estudiar las marcas y
lesiones en los huesos. Pero claro, esos campos no son impermeables. Que un
cadáver esté fresco no quiere decir que no puedan llamarme a mí. Lo hacen con
mucha frecuencia los forenses de Granada. Yo llego y veo los huesos del
cadáver, y puedo ayudarles a determinar qué es lo que ha pasado con ellos.
Nunca he dicho, y no quiero decir, que soy médico forense. No soy médico
forense. Soy lo mío, que es antropólogo forense y ya está.
¿Ustedes entonces pueden
establecer causas de muerte?
El que firma el certificado de defunción es el médico forense, pero no porque
sepa más, sino porque es el médico que la justicia ha encargado de esa labor,
es el que oficialmente está autorizado. Ahora, lo que tengo que estudiar son
las evidencias que llevan a que ese médico para hacer ese certificado de
defunción. Le digo: “Tiene estos traumatismos, eso en un tanto por ciento lleva
a la muerte del sujeto, y no tiene otra lesión, luego esa es la causa de
muerte”, y eso es lo que el médico pone en el informe.
Usted se ha encargado de
estudiar fósiles humanos y restos históricos, ¿eso cómo le da experiencia para
trabajar casos judiciales?
Las marcas en
los huesos son iguales. El hueso humano no ha cambiado. Al fin y al cabo las
evidencias sobre el hueso son iguales, las de hoy y las de hace 4.000 años.
Nuestra investigación es exactamente la misma. Por eso la patología es tan
importante, porque enseña a ver las lesiones a través de una perspectiva muy
amplia. Por ejemplo, yo fui invitado por las distintas procuradurías de los
diferentes estados de la frontera mexicana para ayudar a determinar cómo fueron
las muertes con traumatismos complejos como cortes y machetazos. A mí lo que me
preguntan allí es con qué herramientas lo han hecho, pero también puedo saber si
quien lo hizo era zurdo o diestro, si era una persona o eran dos, si los
traumatismos en los huesos son posmórtem (después de la muerte) o perimórtem
(antes de la muerte), etcétera. Todos estos elementos para que puedan
investigar.
¿Cuál fue su trabajo exhumando
cuerpos de la Guerra Civil española?
Ese trabajo planteó un problema serio porque hubo muchos muertos en esa
tragedia horrible. Eso sucedió hace casi 80 años y la memoria se ha ido
perdiendo. Las esposas e hijos de quienes mataron ya están muertos, ¿cómo voy a
identificar esos restos? Es que identificar es sinónimo de comparar, y no hay
fotografías ni descripciones de esa gente. Por desgracia se ha perdido la
posibilidad de identificar a un gran número de personas. A mí no me gusta hacer
exhumaciones de fosas porque sí, ya que excavar por mucho tiempo y no poder
identificar esos restos me parece un trabajo absurdo ya que no existe una base
de datos de ADN para comparar los restos.
Por
ejemplo, en el caso de Colombia, que es uno de los países con más desaparecidos
en el mundo, ¿cómo proceder de manera eficiente y no “excavar por excavar”?
Lo primero es
hacer un mapa de fosas, un estudio para localizarlas. Lo segundo es seleccionar
los comparar a las personas que pueden estar ahí enterradas o no se tiene
identificar quienes son, sería inútil. Pero sí hay que dignificar esos lugares
para recordar lo que pasó, porque la memoria no se puede perder.”
¿Quién es Máximo Duque, el forense cuestionado por el caso Colmenares?
Jueza afirmó que el médico intentó hacer caer en error a la justicia con un informe forense dudoso.
El médico Máximo Duque, exdirector
de Medicina Legal, fue el encargado de la exhumación del cuerpo del estudiante
Luis Andrés Colmenares, sometido a una segunda necropsia por petición de su
familia.
Máximo Duque afirmó que Luis Andrés Colmenares había sufrido varios golpes en
la cara y en puntos focales distintos, de manera separada y en momentos
diferentes y que cada golpe había producido fracturas distintas. Todo ello le
llevó entonces a concluir que Colmenares Escobar había sido víctima de una
golpiza, que su muerte estaba relacionada con un homicidio y no con un
accidente como en principio se dictaminó.
Sin embargo, la juez Paula Astrid Jiménez que absolvió a Laura Milena Moreno y
Jessy Mercedes Quintero hizo una serie de consideración con respecto al informe
forense realizado por Duque.
“El despacho concluye que el daño sufrido por Luis Andrés
Colmenares se dio a una caída sobre la cara y no a golpes propinados por
terceros”, indicó la Juez 11 de conocimiento, declarando así sin fundamento
dicho informe pericial.
Duque Piedrahita también determinó que Colmenares Escobar había sufrido una
lesión en el cráneo provocado por un elemento contundente, una botella, la
nombró como una lesión patrón. Esta hipótesis también tuvo sus serios
cuestionamientos por parte de la juez Jiménez.
“Con relación a si existía una lesión patrón que calcaba el instrumento que
golpeó la cabeza de Luis Andrés Colmenares se explicó este despacho que resulta
imposible que el dibujo del instrumento quede en el hueso sin quedar presente
en la piel que fue la que recibió el impacto, más cuando se trata de la zona de
la cara que está descubierta”, dijo al respeto Jiménez.
La Juez aseguró que Duque no guardó los protocolos que se siguen
en casos de exhumaciones de cadáveres sobre todo a campo abierto, como en este
caso en un cementerio.
“Como el despacho entonces observa que el galeno Máximo Duque alteró la
evidencia, a pesar de que sabía que existían unos protocolos para hacer
exhumaciones y no los tuvo en cuenta de forma deliberada, así que como su
pericia llevó al engaño a las víctimas a pensar que se trataba de una golpiza y
lo mismo hizo que este proceso llegara hasta un juicio, pero recuérdese que no
había ninguna otra prueba que respaldara la hipótesis de golpiza y además se
vio que el doctor Duque quiso llevar al juzgado a equívocos, aprovechando que
un juez es un lego en la ciencia de la Medicina y que si no hubiese sido por la
pericia de la doctora Lely del Pilar Rodríguez, testigo también de cargo de la
Fiscalía, y los médicos, Brugal, Botello y Aguilar, esta funcionaria hubiese
creído torpemente en él”.
(Le puede interesar: Los seis años del caso
Colmenares)
La juez ordenó que al experimentado médico forenses se le abra un
proceso investigativo por los delitos de fraude procesal y ocultamiento de
pruebas.
“El estudio de Máximo Duque, o viene de alguien que no sabe nada de los
principios forenses o fueron enfocados a hacer caer en error al juzgado. Este
comportamiento debe explicarlo entonces tanto penal como disciplinariamente,
por eso se compulsarán las copias tanto al Consejo Superior de la Judicatura
–quien es el organismo pertinente para investigar a los peritos que son
escuchados en los procesos penales–, como a la misma Fiscalía General de la
Nación; esto a fin de que situaciones como estas no vuelvan a repetirse”.
Además, la juez señaló que hubo una alteración de las evidencias por parte de
Duque Piedrahita al ocasionar nuevas fracturas al macizo facial por el
arrancamiento inapropiado de tejidos del cadáver momificado.
“Se perdieron varios pequeños fragmentos óseos. Pero en opinión de
este juzgado lo que resulta realmente reprochable es que el experto en lugar de
dar cuenta de ello y advertir a la audiencia lo anterior lo ocultó y lo utilizó
para convencer en el juicio que todos los hallazgos en la segunda necropsia
eran originales y habían ocurrido en vida, cuando realmente sucedieron
post-mortem y durante la mala práctica de la disección en la exhumación”, dice
la sentencia.
Respecto a las causas de muerte de Luis Andrés Colmenares la juez determinó,
que no se halló ningún tipo de discrepancia entre los diferentes testigos que
fueron al juicio oral.
“Se concluye que Luis Andrés Colmenares falleció por asfixia por sumersión en
agua, estando en estado de inconsciencia producido por un severo trauma
craneoencefálico y coadyuvado por una intoxicación etílica”, dice el fallo.”
JUSTICIA
Los detalles del análisis forense que refuta homicidio de Colmenares
Perito dice que alcohol pudo jugar un papel importante en su caída al caño del parque El Virrey.
Por: JUSTICIA 21 de marzo 2016 ,
10:51 p. m.
“Podemos concluir que la causa inmediata de la
muerte fue asfixia por sumersión parcial, en la que la alcoholemia jugó un
papel muy importante no solo en la asfixia, sino también en la caída que
produjo el severo trauma facial”. Esta es la tesis de Yocasta Brugal, la
experta forense que declaró en el caso de Luis Andrés Colmenares hace una
semana y que puso nuevamente sobre la mesa la hipótesis de que ese 30 de
octubre del 2010, en el parque El Virrey de Bogotá, ocurrió un accidente y no
un crimen.
El informe de la perita puertorriqueña, patóloga
anatómica y subespecialista forense, fue presentado por la defensa de las
jóvenes Laura Moreno y Jessy Quintero como prueba de que los golpes y fracturas
que tenía el cuerpo de Colmenares fueron producto de la caída y no provocados
por terceras personas. (Además: Tribunal negó petición de
anular pruebas en caso Colmenares)
Los resultados del análisis realizado por Brugal, y
que bajo juramento expuso en audiencia, en el juicio que se adelanta contra
Moreno y Quintero, rebaten la teoría de la Fiscalía que insiste en que se trató
de un homicidio.
Máximo Duque, exdirector de Medicina Legal, quien realizó una segunda
necropsia del cuerpo del joven en septiembre del 2011 y es uno de los testigos
claves del ente investigador, dijo que Colmenares murió por un “trauma
craneo-cervical y trauma craneoencefálico” y catalogó como homicidio la manera
probable en que sufrió esas heridas.
En el informe de la primera necropsia realizada por
la doctora Lesly del Pilar Rodríguez se lee que la causa de muerte fue asfixia
por sumersión y la manera de muerte, “violenta a determinar”. (Lea también: Se reanuda el caso Colmenares)
Sin duda, la información aportada por Brugal
constituye un nuevo capítulo en el que es uno de los casos judiciales sin
resolver más sonados de los últimos años. La investigadora, que
cuenta con gran reconocimiento internacional, dijo en la audiencia que este
caso le llegó por medio de un profesor en Puerto Rico que le habló de un
proceso en Colombia que “estaba muy enredado”.
El informe de Brugal tiene una descripción detallada de las lesiones que
se encontraron en el cuerpo del joven, de 20 años. La forense dice que el golpe
en la cara de Colmenares es compatible con la caída al caño, y que se presentó
con una energía mayor que la que provocaría un puño o un botellazo.
Sobre la hemorragia que Máximo Duque inscribió en
su informe sobre los músculos del cuello de Colmenares, Brugal argumenta
que no hay evidencia que sustente dicha hemorragia y que en un cadáver
descompuesto, como se llevó a cabo la segunda necropsia, es muy
difícil apreciarlo, “a menos que se confirme por estudios histológicos”.
La forense considera relevante que el joven estuviera bajo los efectos
del alcohol porque eso pudo contribuir a la caída al caño, ya que la fuerza con
que se produjo lo pudo dejar inconsciente por un tiempo.
“Todas las lesiones están localizadas en la cara,
en el resto del cuerpo no hay heridas de defensa ni ningún tipo de lesiones
traumáticas, excepto por abrasiones en las rodillas. Los hallazgos de la autopsia muestran que Colmenares estaba vivo
cuando se puso en contacto con el agua”.
El dictamen indica que el trauma en la cara de
Colmenares no sería por sí mismo la causa de la muerte, pues la intervención de
ese tipo de fracturas demuestra que hay altas probabilidades de recuperación.
Sin embargo, “hay una probabilidad de que el trauma contribuyera a su muerte,
causando más confusión o pérdida del conocimiento transitoria que no le
permitiera reaccionar o pasar juicio ante el peligro de un ahogamiento”,
precisa. (Lea aquí: Colmenares: con juicio
congelado, completa 5 años de total impunidad)
Por eso el informe concluye que no “existe ningún elemento científico para considerarlo (el caso)
homicidio. Entendemos que la causa de la muerte fue asfixia por
sumersión, como contribuyente de un severo trauma craneofacial, y la manera de
la muerte, accidental”.
Las pruebas de la Fiscalía en el caso
El informe del exdirector de Medicina Legal Máximo
Duque sobre el análisis del cuerpo de Colmenares incluyó las siguientes
observaciones: “Las lesiones observadas no presentan un patrón de trauma
compatible con una caída de altura. (...). Hay un patrón de lesión
compatible por un golpe directo producido por un objeto de forma redonda y un
trauma en el rostro, al parecer producidos por impactos de alta energía”.
Además, el documento, que constituye una de las pruebas de la Fiscalía
para demostrar que fue una muerte violenta ocasionada por terceros, indica que
el grado de alcohol que se le encontró al joven no le permitía “desarrollar una
gran velocidad para tirarse al caño y producirse la fractura de las
características que presentó Luis Andrés, ni por la gravedad ni por la
localización, ya que tendría que haber caído de lado para producírsela, y no
hay explicación para tirarse de lado”.