lunes, 19 de febrero de 2024

LAS MASACRES EN LAS ESCUELAS DE ESTADOS UNIDOS

 LAS MASACRES EN LAS ESCUELAS DE LOS ESTADOS UNIDOS


LA IRA Y LOS TIRADORES DE ESCUELA.

En el caso de los tiradores de escuela, o los asesinos múltiples en escuelas o las calles. En estos casos, los asesinos escogen lugares representativos en su historia, donde piensan o imaginan que han recibido alguna ofrenda o humillación, y las víctimas, representan a aquellas personas de las cuales también han recibido agresiones o humillaciones (Garrido, 2018, págs.. 96-97).

Así las cosas, un joven que mate a varios compañeros en su escuela, representa en primer lugar una venganza tanto de los compañeros que lo humillaron, como de la misma escuela que permitió tal humillación, y así se genera una proyección de acuerdo del origen de donde se haya generado tal humillación, que puede ser como trabajador, como cliente, como estudiante.  Así por ejemplo, un estudiante mata a varias estudiantes sin prestar atención a su identidad, sin embargo, este acto significaba para él matar a las mujeres que se habían burlado de él y lo habían rechazado como pareja (Garrido, 2018, pág. 96).

La humillación o el insulto ataca su identidad, haciéndolo sentir fracasado y frustrado, lo que los hace destruir su identidad hacia el pasado, es decir, lo que no quiere ser y lo que los otros los convirtieron, y una solución final, que es atacar a aquellos que los convirtieron así, sin una aspiración hacía el futuro, es decir se embarcan en una misión sin retorno:

“Los tiradores saben positivamente que, en el mejor de los casos serán detenidos y pasarán la mayor parte de sus vidas (si no toda) en prisión; y, en el peor, morirán por su propia mano o a manos de la policía.” (Garrido, 2018. Pág. 97)

Sobre este punto, Garrido (2018, págs. 75-76) menciona cinco etapas que enfrenta el tirador como asesino múltiple:

a)   Sufre graves frustraciones como producto del maltrato familiar o acoso en la escuela, y se siente un bicho raro frente al resto de personas.

b)   Las personas que deben apoyarlo, no lo hacen y no lo protegen, haciendo peor la frustración.

c)    Ocurre un suceso o un hecho devastador, e intolerable para él, que activa su ira y su sed de venganza.

d)   Fantasea con realizar los actos de venganza, y los justifica para reestablecer su dignidad.

e)   Ejecuta el plan de venganza y lo hace realidad.

En resumen, las masacres llevadas a cabo por los tiradores en la escuela, se derivan de un gran sentimiento de ira, que los lleva a vengarse de las humillaciones o los agravios recibidos en un lugar determinado y por determinadas personas.

Ahora bien, cabe señalar que también la depresión y la frustración, pueden generar reacciones violentas y erráticas, e incluso actos suicidas. La depresión en los jóvenes, genera aislamiento, falta de concentración, y un desaliento total hacia revisar cualquier actividad, que lo lleva a un ciclo de autodestrucción, de la cual no encuentran salida. Seligman plantea que una persona deprimida "ve el fracaso como algo permanente, y lo magnifica, , trasladándolo a todos los órdenes de su vida, y es propensa a permitir que una derrota momentánea se convierta en una permanente fuente de desesperanza." (citado por Coleman, 2023)

Veamos algunos casos:


"Salvador Ramos: lo que se sabe del joven autor del ataque en una escuela en el que murieron 19 niños y dos maestras.


Al menos 19 niños y dos maestras murieron este martes en una escuela en la localidad de Uvalde, en el estado de Texas, después de que un joven de 18 años entrara armado y comenzara a disparar.
El individuo fue identificado como Salvador Ramos, ciudadano estadounidense y residente en este pueblo de 15.000 habitantes ubicado a unos 135 kilómetros de San Antonio.
El gobernador de Texas, Greg Abbot, declaró que Ramos murió aparentemente tras enfrentarse a la policía en la escuela. Dos de los agentes fueron alcanzados por balas, pero Abbot aseguró que se encuentran en estado estable.
Las víctimas eran alumnos de 2°, 3° y 4° grado con edades comprendidas entre 7 y 10 años. Dos profesoras también murieron en el tiroteo en esta escuela de unos 500 alumnos, la mayoría de origen latinoamericano.
Aún no está claro el motivo del crimen, pero la policía reporta que todo parece indicar que Ramos actuó solo.
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El joven conducía una camioneta que chocó contra una zanja a pocos metros de la Robb Elementary School, donde entró y comenzó a disparar en un aula.
Un agente de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. que estaba cerca cuando comenzó el tiroteo ingresó a la escuela y disparó y mató al hombre armado, que estaba detrás de una barricada, reportó la agencia de noticias Associated Press.


Dos rifles por su 18 cumpleaños 

El asaltante, vestido con un chaleco antibalas, salió del vehículo accidentado portando un rifle que luego disparó a fuego abierto contra el edificio, según dijo a la cadena CNN el sargento Erick Estrada, del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
Los investigadores dicen que el sujeto estaba armado con una pistola de mano, un rifle semiautomático AR-15 y cargadores de alta capacidad.
El atacante había cumplido los 18 recientemente y no tenía antecedentes penales, confirmaron las autoridades.
Ramos compró dos rifles AR y 375 rondas de municiones pocos días después de su 18 cumpleaños, según un informe enviado por la policía estatal al senador Whitmire.
Uno de los rifles se encontró en la escena del crimen, junto con siete cargadores de 30 rondas cada uno, y el otro en su coche accidentado fuera de la escuela, según los informes.

Un joven tímido al que hacían bullying

Medios estadounidenses han ido revelando detalles sobre la vida y la personalidad del atacante, definido por algunos de sus compañeros como un joven solitario que sufría acoso escolar.
Un estudiante que había sido amigo de Ramos en octavo grado explicó al Washington Post que era un adolescente tímido al que sus compañeros sometían a un constante acoso porque tartamudeaba y ceceaba, entre otros motivos.
Relató que el joven, con el que solía jugar a videojuegos como Fortnite y Call of Duty, mostró cambios extraños en su personalidad y comenzó a tener comportamientos inusuales, como hacerse cortes en la cara.
También aseguró que el que fue su amigo comenzó a vestir completamente de negro y con botas militares y a ausentarse de la escuela por largas temporadas, por lo que no parecía que fuera a graduarse.
Por su parte, un vecino de Ramos de 41 años declaró a la cadena CBS, socio estadounidense de BBC, que Ramos "tuvo una vida difícil" y que su madre era adicta a las drogas y "nunca mostró amor" por él.
También advirtió que desde los 14 o 15 años su comportamiento había cambiado, era difícil mantener una conversación con él y parecía haberse convertido en "un marginado en la escuela"
Según testimonios, el joven tenía contacto en redes sociales con personas que había conocido online.
A una joven a la que no conocía personalmente la etiquetó en una publicación de Instagram con una fotografía de los dos rifles antes de perpetrar el ataque.

Su abuela

Antes de salir de casa, el sujeto también habría disparado en la cara a su abuela, que fue traslada al hospital en estado crítico.
Abbot indicó que Ramos era residente de Uvalde y estudiaba en una secundaria cercana.
El atacante tenía como su dirección oficial el domicilio de su abuela, según los documentos recibidos por la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
Según el gobernador Abbott, el Ramos hizo tres publicaciones en su perfil de Facebook antes del tiroteo.
En la primera, unos 30 minutos antes, escribió: "Le voy a disparar a mi abuela".
En la segunda publicación confirmó que lo había hecho.
En la tercera publicación, unos 15 minutos antes de que comenzara su ataque en la escuela, anunció que iba a disparar contra una escuela primaria."
 
Fuente: BBC News Mundo 25 mayo 2022, en la siguiente página web: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61574275




"¿Por qué son tan frecuentes las masacres en los colegios de Estados Unidos?
Julián de Zubiría Samper
30 de mayo de 2022 - 00:01 a. m.


Estados Unidos es el único país donde resulta frecuente ver que un estudiante ingrese a un colegio armado hasta los dientes y asesine a niños y niñas que salen corriendo intentando proteger sus vidas. Según el Washington Post, el año pasado se presentaron 41 masacres en colegios –el número más alto desde 1999– y en los primeros cuatro meses de 2022, ya van 24. ¿Qué le ha pasado a una sociedad para llegar a semejantes actos demenciales tan frecuentes?
Michael Moore estudió en detalle el tema de las frecuentes masacres en los colegios de los EE. UU. y, con su obra Bowling for Columbine alcanzó el Oscar al mejor documental en 2002. Retomaremos algunas de sus ideas para intentar explicar un fenómeno tan complejo y destacaremos cuatro argumentos para responder la pregunta formulada en el título de esta columna.

Primero. Los estadounidenses viven con miedo. Es lógico. Han invadido medio mundo y sienten que algunas de las naciones invadidas pueden tomar represalias. Van forjando enemigos por todo el mundo. El miedo se convirtió en pánico desde el 11 de septiembre de 2001, cuando fueron derribadas las Torres Gemelas. Se sintieron más vulnerables y, desde entonces, hasta el agua embotellada, los perfumes y las cremas de más de 100 mililitros se convirtieron en supuestas armas que deberían ser prohibidas en todos los vuelos internacionales.
Los hechos muestran que la oposición a Vladimir Putin termina tras las rejas o en tumbas.


Moore explica que el miedo se ha generalizado en la vida cotidiana. Su tesis nos evoca una original idea del psicólogo Jean Piaget: “Muchas cosas que vemos en la realidad no están en ella, sino en nuestras mentes”. En un lenguaje coloquial, quien vive con pánico verá asaltantes en todos lados y sentirá que su vida está permanentemente amenazada. Así viven hoy los estadounidenses: con pánico.


Segundo. Estados Unidos ha sido por décadas el principal productor y exportador de armas en el mundo. En 2021, el 39 % de todas las ventas de armas estuvieron controladas por industrias estadounidenses.
En su profundo y hermoso discurso contra la carrera armamentista, García Márquez sentenció: “La carrera de las armas va en sentido contrario a la inteligencia. Y no solo de la inteligencia humana, sino de la inteligencia misma de la naturaleza”. Tenía toda la razón. Sin embargo, las industrias que controlan el multimillonario negocio han hecho todo lo posible por acrecentarlo. Y lo han logrado.

A nivel interno, la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) se convirtió en un poderoso grupo de presión que participa activamente en el sistema político estadounidense. Se alineó con el Partido Republicano desde los años 70 del siglo XX y fue determinante en la elección de Donald Trump en 2016. La organización representa a los sectores que defienden la libertad total en el uso de armas de fuego. Con ese fin, el 97 % de sus donaciones tiene como destinatarios a congresistas republicanos.

En 1999, una encuesta realizada por la revista Fortune a algunos de los legisladores estadounidenses ubicó a la NRA como uno de los tres grupos de presión más influyentes. Su tarea es una sola: impedir cualquier limitación al porte de armas. Su argumento también es uno solo: “la gente de bien debe poder defenderse”. Cualquier colombiano debería reconocer la enorme cercanía ideológica entre la extrema derecha del Partido Republicano y la extrema derecha colombiana. Piensan, leen, hablan, sienten y legislan de manera muy parecida.
Tercero. Las armas las adquiere de manera libre cualquier ciudadano en almacenes de cadena. La NRA incluso ha logrado impedir que se estudien los antecedentes de quienes quieran comprarlas. Eso es lo que pone en evidencia el hecho de que un joven desequilibrado emocionalmente como Salvador Ramos tenga armas de largo alcance, ingrese a una escuela de Texas y asesine fríamente a 19 niños del salón de cuarto de primaria y a los dos docentes que hicieron lo posible por salvarlos. Eso es lo que explica que actualmente existan 120 armas por cada 100 habitantes en los Estados Unidos (en 2011, eran 88 por cada 100 habitantes). Por paradójico que parezca, en EE. UU. no le venden una cerveza a un joven menor de 21 años, pero en muchos estados les permiten comprar rifles de alto poder desde que cumplen los 18. Algo no está bien en las prioridades.
Al flexibilizar el porte de armas, en la práctica queda legalizada la pena de muerte, ya que un ciudadano, sin ningún juicio ni proceso en curso, puede disponer en cuestión de segundos de la vida de quien considere que lo está amenazando. También será más fácil suicidarse, robar, intimidar y asesinar. Eso, que es fácil reconocer por sentido común, ha sido demostrado en múltiples estudios.

David Hemenway, director del Centro de Investigaciones en Control de Lesiones de la Universidad de Harvard, concluye, después de revisar 150 estudios, que las armas disminuyen la seguridad en el hogar; en especial, triplican el riesgo de suicidios y multiplican por siete los homicidios de mujeres. Así mismo, un estudio publicado por la Academia Estadounidense de Pediatría en 2021 vinculó un aumento en la posesión de armas durante la pandemia con tasas más altas de lesiones por armas entre niños. Adicionalmente, el 79 % de los asesinatos en EE. UU. fueron causados por armas de fuego, en tanto esta cifra baja al 4 % en Reino Unido y al 13 % en Australia. Tras lidiar con tiroteos masivos, estos dos países incrementaron restricciones al porte de armas en las últimas décadas, salvando miles de vidas humanas.

¿Se imaginan cuántas de las mujeres maltratadas en Colombia habrían terminado muertas si sus esposos tuvieran autorización para portar armas? ¿Cuántos muertos se producirían en las calles de las ciudades del país si en las riñas callejeras algunos de los involucrados hubieran tenido derecho a usarlas? ¿Cuántos hinchas deportivos habrían muerto si los seguidores de los equipos contrarios tuvieran permiso para portar armas? ¿Cuánto habría aumentado el número de líderes ambientales y firmantes de la paz asesinados si en Colombia existiera el libre uso de armas?

Cuarto. No basta con tener acceso a las armas para asesinar. También es necesario haber perdido sentido por la vida. Lo grave es que muchos jóvenes estadounidenses no encuentran sentido a sus vidas. Como sociedad, les falta construir comunidad, tejido social, sueños colectivos y esperanza para toda la población. Se necesita sentirse amado y amar, tener proyectos y luchar por ellos. Una sociedad obsesionada por el consumo, que elige como lugar sagrado los centros comerciales y que vende la ilusión de que la felicidad se alcanza con dinero y de manera individual, también produce individuos tristes y desequilibrados emocionales que pierden sentido por sus vidas y las de los demás.

En EE.UU., 45.222 personas murieron por lesiones relacionadas con armas de fuego durante 2020. De ellas, el 54 % se suicidó. Salvador Ramos vivía de manera solitaria, sin amigos y sin padre. Su madre era drogadicta y lo abandonó.

Como puede verse, el debate sobre la flexibilización en el porte de armas marca claramente fronteras ideológicas, éticas y políticas. Para resolver el problema, Donald Trump ha propuesto algunas ideas que parecen tomadas de niños que inician primaria. Una de sus “brillantes” propuestas fue armar a los profesores; otra fue convertir las escuelas en fortalezas.

Resolver un problema tan complejo y multicausal como el que analizamos también exigirá reformas educativas que enfaticen el cuidado emocional, la comprensión de sí mismo y de los otros, y la construcción de proyectos de vida teniendo en cuenta a los demás. Se requiere fortalecer el sentido de vida y el tejido social desde las aulas y las familias.

Ojalá Estados Unidos imponga fuertes restricciones al porte de armas. No es fácil por la presión de la industria armamentista y la captación del Partido Republicano por el trumpismo. Si lo logran, salvarían miles de vidas de niños y jóvenes inocentes. Ojalá en Colombia los líderes del Centro Democrático no sigan apagando con odio y fuego los incendios, como proponen al defender el libre uso de armas en un país que, solo en 2021, tuvo 91 masacres y 145 líderes sociales asesinados.

PD: La semana pasada circuló una indignante carta firmada por 23 padres de familia en la que pedían excluir del Colegio Alemán a la hija menor del alcalde de Medellín. Es una carta que refleja exclusión, estigmatización, prepotencia y enorme intolerancia. Al hacerlo, los padres promueven el odio y el bullying porque no comulgan con las ideas políticas de Daniel Quintero. Afortunadamente, el colegio rechazó la antidemocrática solicitud y salió en defensa del pluralismo y los sagrados derechos de los menores. Lo mismo hicieron un amplio grupo de estudiantes y la embajada alemana. Como diría Bob Dylan, esa es una clara señal de que “los tiempos están cambiando”.

Fuente: De Zubiría, Julian (2022) ¿Por qué son tan frecuentes las masacres en los colegios de Estados Unidos? en la siguiente página web:  https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/por-que-son-tan-frecuentes-las-masacres-en-los-colegios-de-estados-unidos/


"¿Son responsables los padres de los delitos de sus hijos menores de edad?
Julián de Zubiría Samper
12 de febrero de 2024 - 09:00 p. m.




¿Qué hacer ante padres muy irresponsables que con sus actos forman hijos e hijas que ponen en peligro a otros? La condena en Michigan a la madre de un menor que desató una masacre acierta al responsabilizar a los padres por los delitos de los menores.
Ethan Crumbley tenía 15 años cuando asesinó a cuatro compañeros en su escuela secundaria de Oxford, Michigan, en noviembre de 2021. Fue condenado a cadena perpetua al ser hallado responsable del múltiple asesinato. Lo inédito es que, por primera vez en la historia de los Estados Unidos, su madre Jennifer también fue hallada culpable por el jurado la semana pasada, y su padre, James Crumbley, será juzgado en marzo. La acusación es por homicidio involuntario.

Estamos ante un caso que con seguridad establecerá jurisprudencia en los Estados Unidos y que nos plantea diversos dilemas pertinentes para los tiempos que vivimos: ¿Son corresponsables los padres de los delitos de sus hijos cuando estos son menores de edad? ¿Podríamos hablar de una responsabilidad penal por tratarse de menores de edad? Dilemas éticos, pedagógicos y jurídicos, aunque solo me referiré a los dos primeros.


En el caso de Michigan, varios hechos agravan la responsabilidad de los padres del menor. Primero: el padre compró un arma nueve milímetros semiautomática como regalo para su hijo. Segundo: el colegio detectó el interés de Ethan por adquirir municiones y alertó a la familia mediante mensajes de texto. Minutos después, la madre expresó a su hijo por WhatsApp: “No estoy enfadada contigo, pero que la próxima vez no te cojan”. Tercero: los padres fueron citados al colegio por los dibujos del menor en los que involucraba asesinatos al pie de letreros que decían “Mi vida es inútil” y “Ayúdame”. Además, la institución les pidió que se lo llevaran a casa para que recibiera apoyo psicológico. Los padres no acataron la solicitud porque –según dijeron– estaban “demasiado ocupados”. Cuarto: la revisión del diario del menor indica que se sentía muy solo y mal emocionalmente, pero que no contaba con sus padres en su proceso formativo.

El colegio estuvo cerca de evitar la masacre e hizo todo lo posible por orientar a los padres ante el riesgo que veían en las actitudes del menor; sin embargo, los padres no hicieron nada. El juicio pone en evidencia la enorme irresponsabilidad de algunos padres que compran armas en los Estados Unidos, se las entregan a menores de edad, desconocen por completo los controles parentales en el uso de las redes y no quieren asumir ninguna responsabilidad cuando con sus actos y omisiones facilitan la realización de una masacre.
En una columna anterior analicé los factores que podrían explicar las frecuentes masacres en los colegios de los EE. UU. Solo en 2021 se presentaron 41, y en 2023 hubo 43.000 muertos por armas de fuego. ¡Una verdadera tragedia! Hoy quiero reflexionar sobre la posible responsabilidad de los padres en ellas. Para ello, formularé tres reflexiones éticas, sociológicas y pedagógicas más generales a partir del caso anterior.

Primera. Los niños y jóvenes viven muy solos en la actualidad
Los niños actuales tienen menos vínculos que en el pasado. Por lo general, no tienen hermanos y pasan muy poco tiempo con sus padres, abuelos y primos. Tampoco conocen los parques o las calles. Están encerrados en sus cuartos comunicándose con personas que desconocen pero que simulan ser sus amigas. Carecen de familias extensas y vecinos. El poco tiempo que pasan con sus padres lo hacen en medio de pantallas, porque los hijos no son la prioridad. Sus padres y madres están más concentrados en ellos mismos; muchos continúan estudiando durante largo tiempo y la mayoría se dedica exclusivamente a su trabajo.
Una buena parte de estos jóvenes son criados de manera muy permisiva: sin mediación, orientación, diálogo, hermanos y actividades conjuntas. En Estados Unidos la situación es especialmente crítica porque casi ha desaparecido la comunicación entre adolescentes y padres. Estudios realizados durante el gobierno de Jimmy Carter encontraron que la comunicación diaria entre ellos era de menos de un minuto: apenas el tiempo necesario para recibir el dinero del acudiente. Tal vez hoy sea menor.
Segunda. Los niños y jóvenes actuales tienen mayores niveles de inestabilidad emocional
Una juventud que tiene cada vez menos vínculos y que se relaciona con los demás a través de pantallas es más propensa a la depresión, la angustia y la desesperanza. Cada vez estamos viendo más jóvenes inestables emocionalmente. En EE.UU., uno de cada cuatro jóvenes de 15 a 16 años ha estado hospitalizado por depresión severa. La ironía es que son diagnosticados con déficit de atención (TDAH), cuando en realidad requieren menos terapias y más presencia de sus padres. Les falta crianza y formación, pero una cultura muy confundida sobredimensiona el consumo, lo inmediato y el dinero, mientras subvalora la estabilidad emocional, el diálogo, la formación y el juego. La solución ya la conoce la cultura: necesitamos padres más maduros y formados que asuman de manera más responsable su rol.
Tercera. Una parte de los padres no han asumido de manera madura su rol de formadores
Vivimos un periodo de cambios profundos en la estructura, la función y la dinámica de las familias. En este contexto, una parte de los padres actuales tienen menos claro su rol. No quieren las familias tradicionales en las que fueron formados, pero tampoco asumen su rol de adultos formadores. Nadie ha reemplazado el papel vital que cumplían las madres y los hermanos en la seguridad, la estabilidad emocional y el autoconcepto de los menores. Los padres han perdido los referentes que les brindaban instituciones como la Iglesia y las familias extensas que les precedieron. Por eso están muy confundidos.
Algunos padres no saben quiénes son sus hijos. No saben qué hacen, qué les gusta y quiénes son sus amigos o profesores preferidos. Casi no dialogan con ellos. Ethan, por ejemplo, insiste en su diario en que no cuenta con sus padres. Muchos jóvenes en el mundo hoy se sienten como Ethan. Los padres creen que sus hijos están seguros porque permanecen enclaustrados en las casas. Lo que no captan es que el riesgo en sus propios hogares es mayor porque las redes tienen las puertas abiertas al mundo entero.
De las tres reflexiones anteriores podemos concluir que, aunque cada caso debe analizarse de manera individual, en términos generales, los padres son responsables de los delitos de sus hijos cuando estos provengan de las debilidades en el proceso formativo a su cargo y mientras sean menores de edad. Lo que ellos hagan o dejen de hacer marcará la vida de sus hijos. Si sus hijos son alegres, seguros, tienen buen autoconcepto, son solidarios o alcanzan altas calificaciones, eso está determinado fundamentalmente por la formación que han recibido en su hogar. Algo similar sucede si los hijos son agresivos o intolerantes: sin duda, ellos provienen de hogares disfuncionales en los que el maltrato y los gritos son la constante. Hijos sanos emocionalmente provienen de familias democráticas en las que sus miembros dialogan y realizan actividades conjuntas. Por el contrario, los padres sobreprotectores forman hijos inseguros y frágiles, porque los sustituyen, no los dejan vivir sus vidas y tampoco les enseñan a resolver los conflictos inherentes a la vida.
En consecuencia, tiene razón el jurado de Michigan al declarar culpable de homicidio involuntario a Jennifer Crumbley. El abandono en el que puso a su hijo, la formación que le dio y la inmadurez con la que lo trató tienen mucho que ver con el delito que cometió.
Tal como afirma Michael Levine, “tener un piano no me vuelve pianista, de la misma manera que tener un hijo no me hace padre”. Los pianistas deben formarse durante años de lecturas, clases y ejercicios orientados por docentes expertos. La pregunta es muy clara: ¿Por qué la cultura exige cursos a quienes van a manejar un carro y no lo hace a quienes van a formar a las nuevas generaciones? Más complejo aun: los únicos cursos exigidos duran muy pocos días y están a cargo de sacerdotes que no han tenido hijos y nunca han estado casados. Hoy los que mejor pueden cumplir esa tarea de formación son los jardines y los colegios. Las escuelas de padres deben ser permanentes, pertinentes y obligatorias para todos los padres y madres que tengan niños estudiando en colegios públicos y privados. Estamos en mora de establecerlas.
P. D. El Espectador ha cumplido un papel central en la defensa de la democracia y la libertad en Colombia. Por eso duele tanto que tuvieran que transcurrir 37 años para que el Estado pidiera perdón por el magnicidio que buscó silenciar su voz valiente y doblegar la libertad de prensa. Sin duda, hubo una intencionalidad deliberada, por parte de los gobiernos anteriores, en no profundizar los hechos que rodearon el crimen de don Guillermo Cano, su director en 1986."

FUENTE: De Zubiría Julián. (2024). ¿Son responsables los padres de los delitos de sus hijos menores de edad? en la siguiente página web: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/son-responsables-los-padres-de-los-delitos-de-sus-hijos-menores-de-edad/


ANALISIS JURÍDICO

Lo primero , en Colombia los menores de 14 años no tienen responsabilidad penal, pero los padres si responden civilmente, por responsabilidad de un tercero, en este caso, en el código civil se estable lo siguiente:

ARTÍCULO 2346. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS CAUSADOS POR IMPÚBERES. <Artículo modificado por el artículo 60 de la Ley 1996 de 2019. El nuevo texto es el siguiente:> Los menores de 12 años no son capaces de cometer delito o culpa; pero de los daños por ellos causados serán responsables las personas a cuyo cargo estén dichos menores, si a tales personas pudieren imputárseles negligencia.

Se aclara sobre este tema, que el Código de la infancia y la adolescencia estableció que la edad para ser responsable penalmente inicia a los 14 años, por lo cual se entiende derogado la edad, señalada en el artículo anterior.

ARTICULO 2347. <RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PROPIO Y DE LAS PERSONAS A CARGO>. Toda persona es responsable, no sólo de sus propias acciones para el efecto de indemnizar el daño sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado.

 Así, los padres son responsables solidariamente del hecho de los hijos menores que habiten en la misma casa.

Así, el tutor o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su dependencia y cuidado.

Así, los directores de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos mientras están bajo su cuidado, y los artesanos y empresarios del hecho de sus aprendices, o dependientes, en el mismo caso.

Pero cesará la responsabilidad de tales personas, si con la autoridad y el cuidado que su respectiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.


ARTICULO 2348. <RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES POR LOS DAÑOS OCASIONADOS POR SUS HIJOS>. Los padres serán siempre responsables del daño causado por las culpas o los delitos cometidos por sus hijos menores, y que conocidamente provengan de mala educación o de hábitos viciosos que les han dejado adquirir.

Como podemos observar, la ley establece la responsabilidad de los padres, de los hechos de sus hijos, siempre y cuando provengan de la mala educación o hábitos viciosos que les hayan dejado adquirir, o cuando se les pueda imputar negligencia a los padres. Así entonces, no se trata de una responsabilidad objetiva, sino que requiere demostrar inicialmente, una conducta culposa, o derivada de la mala educación

Cuando los menores cumplen los 14, la responsabilidad depende de que tan grave sea el delito, que en este caso es homicidio a grabado, tendrían una pena de hasta 8 años encerrados en un reformatorio.


En el caso de los padres, en Colombia no se permite el porte libre de armas, y menos a menores de edad. Así que la persona que tiene registrada un arma responde por lo que se haga con ella, a menos que demuestre que se la hayan hurtado.

En Colombia para responder por un hecho ajeno en el derecho penal, se requiere tener posición de garante, que es la obligación de evitar el delito que va a hacer otra persona, cuando tienes a su cargo la protección de un bien jurídico o la vigilancia de una fuente de riesgo (Art. 25 del C.P.). En este caso, se entendería que un menor de edad es una fuente de riesgo que los padres deben vigilar y corregir, para evitar que causen daños a los demás. Los padres tienen entonces una posición de garante, que los obliga a actuar para evitar que a los niños les pase algo malo (por estrecha comunidad de vida Art. 25 CP numeral 2), pero también deben actuar para que los niños no causen un daño, que en este caso, sería la asunción voluntaria de la vigilancia de una fuente de riesgo (Art. 25 numeral 1). 

En el caso del menor, que estaba deprimido por la ausencia emocional de sus padres, quienes le regalaron un arma, y a pesar de ser advertido del mal estado emocional por parte del colegio, el no haberle suministrado ayuda psicológica, y como mínimo, haberle quitado el arma, generaron un riesgo, que desafortunadamente se concretó en una masacre.

El caso puede ser asimilable al de los trastornados mentales con riesgo de suicidio, donde si los cuidadores no prestan atención y el paciente con trastorno mental se suicida, los cuidadores son responsables de su muerte. 

Los padres tuvieron varias señales de advertencia del colegio y las ignoraron sobre no un trastorno mental sino psicológico, y dejarlo armado, a pesar del riesgo, concreto la tragedia.

Por otro lado, desde el  pues la irresponsabilidad de los padres puede deberse al convencimiento de que no estaban haciendo nada malo, porque a ellos también los criaron así, por tanto, no serían conscientes del riesgo que crearon, sin embargo, en el derecho penal, existe la culpa sin representación, que se presenta cuando el resultado típico es producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por ser previsible. En este caso, omitir la necesidad de la ayuda psicológica, regalarle un arma, y a pesar de conocer, que su hijo no se encontraba emocionalmente bien dejarlo armado, sin duda implica una conducta que infringe el deber objetivo de cuidado, y el problema, es si los padres ¿podrían haber previsto, que su hijo iba a realizar una masacre en contra de otros menores? El tema es que con un arma, es claro que se puede hacer daño a otras personas, y eso sí es previsible.

BIBLIOGRAFÍA 

BBC News Mundo 25 mayo 2022, en la siguiente página web: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61574275

De Zubiría, Julian (2022) ¿Por qué son tan frecuentes las masacres en los colegios de Estados Unidos? en la siguiente página web:  https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/por-que-son-tan-frecuentes-las-masacres-en-los-colegios-de-estados-unidos/


De Zubiría Julián. (2024). ¿Son responsables los padres de los delitos de sus hijos menores de edad? en la siguiente página web: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/son-responsables-los-padres-de-los-delitos-de-sus-hijos-menores-de-edad/

Garrido, Vicente (2018) Asesinos múltiples y otros depredadores sociales. Ariel.

Goleman, Daniel (2023) la inteligencia emocional. Penguin Random House Grupo Editorial.


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