¿QUE PASA POR LA MENTE DE LOS QUE DELINQUEN POR DINERO?
En
los delitos económicos hay que hacer una gran diferencia entre tres grupos de
delitos:
Los primeros, son los delitos callejeros, hurtos, estafas, extorsiones, secuestros extorsivos, que
son realizados por regla general por personas que vienen de estratos socioeconómicos
bajos, de barrios pobres y de familias de escasos recursos. En este punto
también habría que incluir todos los delitos relacionados con el tráfico de drogas
y de armas.
Los segundos, son los delitos económicos, como el contrabando, los delitos ambientales, los delitos societarios,
los delitos tributarios, los delitos contra el régimen financiero, la
administración desleal, la corrupción privada. Estos delitos los llamados de
cuello blanco, realizados por personas que ostentan poder económico, que
dirigen y administran grandes empresas y capitales.
Los terceros, son los delitos de corrupción pública, el peculado, la celebración indebida de
contratos, el cohecho, la concusión, el prevaricato, realizados por los que
ostentan el poder en las instituciones gubernamentales y públicas, y que se
constituyen en los otros delincuentes de cuello blanco.
A
pesar de ser tres grupos perfectamente identificables, y sus conductas son muy
particulares, en muchas ocasiones confluyen y se relacionan dependiendo de las
sociedades. Shuderland siempre llamó la atención a que el sistema penal se
concentrara en los delitos callejeros, y que los delincuentes de cuello blanco
gozaban de impunidad, cuando ambos se realizaban tal vez en las mismas
proporciones y montos (Baratta, 2004).
En
la sociedad actual, la acumulación de bienes, de dinero y poder, son una de los
modelos de vida a seguir (Zaffaroni, 2013), la riqueza es un ideal, la pobreza
es una desgracia. ¿Quién no quisiera pasar de ganarse en un día lo que se gana
en un mes, y pasar de ganar lo que gana en un año, en un mes? Ese es el ideal y
el modelo del éxito, pero no todos se encuentran destinados a lograr ese ideal
a través de un trabajo o a través de un emprendimiento empresarial, pues existe
el fracaso también, existe la competencia, y la competencia desleal, existe la
violencia estructural, y la corrupción.
Hay
quienes viven felices con poco, otros que viven felices con lo justo, y hay quienes
viven felices con lo mucho que producen legalmente.
Así
las cosas, las personas hacen unas valoraciones entre lo que quieren y lo que
pueden lograr, y una relación entre costos y beneficios, así entonces, si lo
que quiero lo puedo lograr trabajando duro, ahorrando o generando empresas, no
tendré sino frustraciones pequeñas o temporales, pero si lo que se quiere no se
puede lograr de ninguna forma, la frustración es enorme y permanente. ¿El
problema es qué se debe hacer para lograrlo?
Y
cuando la lógica es todo se arregla con dinero, y el dinero todo lo puede, la
motivación para la realizar actos ilegales para conseguirlo es mayúscula
Así
las cosas, los delincuentes callejeros quieren tener lo que tienen los otros, o
quieren ganar más dinero de lo que les daría un trabajo honesto, pues se dedican a delinquir para obtener los bienes y el estatus que quieren, su límite se encuentra en el
costo beneficio, y ahí es importante el derecho penal, al momento de combatir esa
delincuencia, para aumentar el riesgo de ser capturados, procesados y
condenados. Si existe mucha impunidad, los delitos callejeros se disparan, si
no existen alternativas de empleo formal, los delitos callejeros se disparan.
Como explicó Bethan, el hombre reacciona positivamente a lo que le hace bien, y
negativamente a lo que le produce dolor.
En
el caso de los delitos económicos privados, lo que hoy se llama la delincuencia
penal empresarial, cuando tus proyectos no producen lo que requieres para
obtener lo que quieres, y no te permiten sostener o mejorar tu estatus, se
buscan alternativas ilegales para sostener dicho estatus. Una sanción por
violación de normas ambientales, o una sanción tributaria que ponga en riesgo
el estatus del empresario, lo hacen pensar en medidas drásticas para su
supervivencia (Zaffaroni, 2019). Perder un cliente importante o un contrato importante,
que ponga en riesgo la estabilidad de su empresa, puede motivar la toma de
decisiones que impliquen actos delictivos, para sobrevivir o mantener su
estatus. Aquí vuelve la importancia del derecho penal en la prevención de estos
actos delictuales, en relación con los costos y beneficios, si hay mucha impunidad
en la investigación de estos delitos, pues habrá propensión a que estos
aumenten. Ahora bien, por otro lado, los delincuentes de cuello blanco, buscan
ventajas que les permitan ganarle a su competencia y crecer económicamente, con
dicha motivación, y con poder económico, inician actos de corrupción pública y
privada para garantizarse un trato preferencial en el acceso a beneficios en
contratos y en clientes.
En
el caso de los delitos de corrupción pública, realizados por funcionarios
públicos, hay que diferenciar también entre los delitos de corrupción que se
realizan por menudeo, es decir, el del policía o funcionario que realiza actos
contrarios a sus funciones por montos insignificantes, y los delitos de
corrupción de gran envergadura que implican sobornos para la celebración de
contratos de grandes cuantías. Ambos tipos de corrupción pueden generar una
corrupción ocasional o aislada, o una corrupción crónica, en la cual se
institucionaliza que todo acto gubernamental requiere de un acto previo de
corrupción. En últimas los corruptos públicos buscan mantener su estatus, su
poder político y económico, los políticos de elección popular, buscan los
recursos para financiar sus elecciones, los políticos burócratas (libre
nombramiento y remoción, empleados de carrera y contratistas) buscan mantener su
poder para seguir en el cargo y lograr beneficios adicionales derivados de este.
Todos buscan en ejercicio de una función pública, alcanzar sus metas, ambiciones
y sueños.
De
esta manera, se generan justificaciones y pensamientos que rayan con la
legalidad en cada uno de los grupos.
En
el delincuente callejero, “yo nací en un barrio pobre, y no quise seguir siendo
pobre”, “mi padre era pobre, y yo no quise seguir su legado de pobreza” “a los
pobres no los ayuda nadie y se mueren de hambre” “nadie sale de la pobreza con
un salario pobre”
En
el caso del delincuente económico, “no es fácil sobrevivir a la competencia”, “la
industria es una selva donde gana el más fuerte”, “yo soy el responsable de la
subsistencia de todos mis trabajadores”
En
el funcionario corrupto, “Todos hacen lo mismo y no les pasa nada”, “yo soy el
que me sacrifico por todos, y no recibo nada” “tanto que va a ganar gracias a
mí, y no me agradece ni un poquito”
Como
se dijo anteriormente, los callejeros, los empresarios y los políticos, pueden
confluir en actividades delictuales en cooperación, como los empresarios que lavan
dinero de los callejeros y de los políticos. De los políticos y los empresarios
cuando celebran un contrato estatal mediando actos de corrupción, y de los políticos
con los callejeros cuando hacen acuerdos de impunidad, para que los callejeros
puedan delinquir sin ser perseguidos.
Cabe
decir también que en cada uno de los grupos existen subgrupos, en el caso de los delitos callejeros, surgen las
pandillas, las mafias y organizaciones criminales, y los grupos al margen de la
ley. Dentro de dichas organizaciones, también existen jefes, subjefes y
miembros rasos. Cada uno con un grado de poder diferente, diferentes ingresos y
pretensiones de ascender dentro de la organización, que lo logran, haciendo
bien su trabajo delincuencial.
En
el caso de los empresarios, existen empresas personales, familiares, empresas
nacionales y multinacionales. Dentro de cada empresa, existen los socios, los
empleados directivos, los jefes de departamentos y los empleados. Cada uno
tiene sus estructuras jerárquicas, tienen sus funciones e ingresos, y también
tienen pretensiones de ascender en las organizaciones. El problema en esas
organizaciones, cuando son permeadas por la criminalidad, es que a veces para
mantener un estatus o ascender, se deben realizar actos ilegales.
En
el caso de los funcionarios públicos, existe una estructura gubernamental, diferentes
cargos públicos y funciones, con diferentes ingresos, y cada uno también tienen
pretensiones de ascender en las organizaciones. La problemática es que cuando
la corrupción se apodera de las estructuras gubernamentales, la forma en que se
mantiene un estatus o se asciende es realizando actos delictivos.
Así
las cosas, cuando los valores y principios se invierten, y para ascender y
obtener el poder y el dinero, se requiere realizar actos delictivos, la situación
se revierte en un tema muy complicado de corrupción crónica, donde la ética y
la legalidad que deben ser la regla general se convierte en la excepción.
Bibliografía
Baratta,
Alessandro (2004). Criminología crítica y crítica del derecho penal. Siglo
veintiuno editores Argentina.
Zaffaroni,
Eugenio (2013) La cuestión criminal. Grupo editorial Ibáñez.
Zaffaroni,
Eugenio; Dias Ilison (2019). La nueva crítica criminológica. criminología en
tiempos de totalitarismo financiero. Ediciones Gustavo Ibáñez Carreño. Bogotá.
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