Por: Jorge Arturo Abello Gual
Contacto: georabello@hotmail.com
Tras los atentados terroristas más recientes en Orlando en Estados Unidos de América y en Paris Francia, surge la pregunta de cómo un Estado de Derecho puede enfrentarse a las organizaciones terroristas para proteger a sus ciudadanos del accionar de estos grupos, y a su vez, mantener incólume los derechos fundamentales en todos los procedimientos policiales y judiciales, entre ellas las investigaciones que se adelanten en contra de los miembros de los grupos terroristas.
Contacto: georabello@hotmail.com
Tras los atentados terroristas más recientes en Orlando en Estados Unidos de América y en Paris Francia, surge la pregunta de cómo un Estado de Derecho puede enfrentarse a las organizaciones terroristas para proteger a sus ciudadanos del accionar de estos grupos, y a su vez, mantener incólume los derechos fundamentales en todos los procedimientos policiales y judiciales, entre ellas las investigaciones que se adelanten en contra de los miembros de los grupos terroristas.
El contexto socio-político de estos ataques terroristas no es fácil, porque surgen de las guerras e invasiones llevadas a cabo por algunos Estados en contra de otros, con culturas y religiones muy complejas. El principal motor de toda esta conmoción mundial del terrorismo se encuentra focalizada en la guerra en Siria, donde se ha canalizado toda la carga de las luchas entre dos grupos musulmanes, los chiitas y los sunitas, y su relación con el mundo occidental. Igualmente, debemos tener en cuenta la lucha de todos los movimientos de liberación de la primavera árabe, donde se dieron varios derrocamientos y revoluciones en diferentes países, como por ejemplo, en Egipto, Libia, Túnez entre otros, obviamente Siria también fue afectada por este movimiento que inició un conflicto armado del cual surgió como protagonista el grupo del Estado Islámico, que fomenta una guerra total en contra de los países que ellos identifican como enemigos.
Los medios terroristas para obtener sus fines, son los atentados con bombas, toma de rehenes, masacres, inmolaciones y ejecuciones extrajudiciales. Estos actos de por sí terribles, buscan un efecto en la población de todo el mundo, y es causar terror, dando la sensación de caos, de inestabilidad y de que los gobiernos no son capaces de protegerlos.
A su vez, este tipo de actos producen un efecto directo en la adopción de políticas internacionales de los Estados, a partir del temor que producen en la sociedad civil que termina ejerciendo presión para que los Estados cambien sus políticas respecto de los grupos que los atacan. Por ejemplo, luego de los atentados del 11 de Septiembre, la reacción de Estados Unidos fue desplegar una ofensiva masiva en contra de los Estados que fueron señalados como participantes de esa agresión como lo fueron Irak y Afganistán, y esa posición política contó con el respaldo del pueblo estadounidense. Por el contrario, la reacción en España luego del atentado en contra del metro de Madrid, fue que la población presionara al Gobierno de Aznar a salir de la coalición conformada para combatir el terrorismo.
Así entonces, los actos terroristas contienen varios mensajes que se deben de tener en cuenta:
a) Buscan generar miedo, terror y zozobra a la población civil, sembrando en cada ciudadano una visión crítica y adversa frente a las políticas internacionales que esté realizando el Gobierno que haya desencadenado el atentado. Además pone en duda la capacidad del Estado en proteger a los ciudadanos, y eso con mucho más razón genera presión hacia un cambio a favor del terrorismo.
b) Los terroristas con los atentados evidencian al mundo su capacidad y fuerza de lucha, respondiendo a la persecución o represión de la que son objetos, con fuertes golpes a la población y a la institucionalidad del Estado que enfrentan. Un atentado genera un gran impacto en la población, a la que le transfieren una sensación de inseguridad, que afecta a la economía, a las instituciones y a los derechos de las personas.
c) Con los atentados, los terroristas alientan a sus seguidores a continuar en la lucha, enaltecen sus causas, y les demuestran que a pesar de lo difícil de la situación, la organización aún puede dar duros golpes a su enemigo. Así igualmente logra reclutar a nuevos adeptos y fomentar más actos de terrorismo. Incluso las personas que mueren en un acto de barbarie, son vistos como mártires de la causa y posteriormente son recordados como héroes por sus hazañas, en una completa reversión de valores.
Por regla general un acto terrorista siempre toma desprevenido a las fuerzas armadas de un Estado, y a sus aparatos de inteligencia y contrainteligencia. Siempre que se perpetran actos terroristas es porque en definitiva no pudieron ser prevenidos o porque simplemente la prevención falló. Los aparatos de inteligencia van dirigidos primero a monitorear los riesgos, luego a identificarlos, y posteriormente sugerir una respuesta. Sin embargo, en muchos casos no se detectan los riesgos a pesar del monitoreo, y en otros, no se logra reaccionar a pesar de las sugerencias.
La problemática con una amenaza terrorista es que se trata de un ataque sorpresa que se puede presentar por cualquier persona, en cualquier lugar y de múltiples formas. En el último ataque en la ciudad de Orlando, el acto terrorista provino de un estadounidense de ascendencia afgana; que creó su empatía con los grupos terroristas a través de internet; que al parecer tenía tendencias homofóbicas, y que aprovechó el problema de Estados Unidos de la posesión muy liberal de las armas para perpetrar su acto. Incluso, a pesar de la posible vinculación del atacante que disparó en contra de más de 100 personas en un club en Orlando, con el Estado Islámico, el ataque también pudo obedecer a un estado de demencia del atacante, con múltiples motivaciones, que a su vez se encuentra relacionada con la permisibilidad de las leyes estadounidenses respecto del porte de armas, que ha sido un tema recurrente en Estados Unidos durante los últimos años, donde se han presentado varias personas que también han disparado de manera indiscriminada en contra de personas en diferentes sitios. En todo caso, parece haber una relación muy estrecha entre este caso y la modalidad de ataque utilizada en el atentado de París, y que lo vinculan con el Estado Islámico, pues conserva las mismas características, disparos indiscriminados en sitios altamente concurridos, con explosivos de respaldo y toma de rehenes.
Lo cierto es que combatir el terrorismo no es para nada fácil, y para ello se pueden analizar diferentes estrategias implementadas por diferentes Estados:
1) Una estrategia de exterminio y de reducción, en este método no se negocia, solo se identifica al enemigo para exterminarlo. Esta estrategia la usa por ejemplo, Israel y Estados Unidos, el primero en su lucha contra los palestinos, que ha llevado años sin alcanzar una paz duradera, y el segundo, en sus cruzadas en contra del terrorismo y el narcotráfico que lo ha llevado a dos guerras, y a una fuga de recursos para la seguridad en otros Estados. En ambos la violación de los derechos fundamentales de los procesados es una constante, a favor de la seguridad pública.En esta estrategia es propia de Estados dictatoriales y regímenes de terror, pero también de Estados Democráticos que actúan por fuera del Derecho para combatir el terrorismo, pero que se deslegitiman, como fue el caso de Perú con el ex presidente Fujimori.
2) Una estrategia de excepción donde prevalece la alerta máxima, y de derecho de excepción para conjurar el peligro latente de los actos terroristas. En estos casos, se revisten a los Gobiernos de facultades extraordinarias para limitar los derechos de los ciudadanos en aras de conseguir resultados y prevenir nuevos actos terroristas. La problemática con esta estrategia es que las excepciones se vuelven regla general, y esa regla general se traduce en la vulneración por excepción de derechos fundamentales, generando una percepción perjudicial de los ciudadanos de que sus derechos han cambiado y se encuentran más limitados, y por parte de las autoridades, de que se puede abusar por excepción, y que se trata de un mal menor. Esta estrategia se encuentra al filo del derecho, porque puede pasar a la estrategia del exterminio, o en su defecto del derecho penal del enemigo, en el que se le desconoce el carácter de persona a los terroristas, y se deslegitima toda la institucionalidad del Estado, como ocurrió en los casos de las cárceles de Irak y de Guantánamo.
3) Otra estrategia es negociar el cese de hostilidades. En este proceso se exaltan casos como el español con ETA, en Irlanda con el Ira, en Colombia con las Farc, y en la misma Israel con los palestinos. Esta estrategia es muy emblemática porque significa buscar algún grado de empatía con el enemigo, para sentarse a negociar un conflicto. Los contradictores de este método sostienen que negociar en contra de terroristas es un acto de debilidad que motiva y alienta a futuros actos de terrorismo, y favorece a la impunidad. Por el contrario, los precursores de esta estrategia sostienen que la negociación es la mejor forma de acabar con años de conflicto y de exterminio, evitando los actos de retaliación y de venganza, y a su vez es la mejor manera de prevenir la vulneración de los derechos de la población civil hacia el pasado y hacia el futuro. Es buscar el entendimiento y la empatía entre dos posiciones radicalmente opuestas, para encontrar puntos medios y prevenir las agresiones.
Estas estrategias dependen mucho del contexto y de las partes, por ejemplo, parece claro que el Gobierno de los Estados Unidos no se sentará en una mesa a negociar con el Estado Islámico, y tampoco parece imaginable que su contraparte también lo haga, por tanto, la estrategia que se vislumbra, puede ser la primera o la segunda. La estrategia del exterminio es factible que se aplique por fuera del territorio de Estados Unidos, como ocurrió en Irak o en Guantánamo. La estrategia de excepción se aplicaría al interior del territorio estadounidense, con gran detrimento de los derechos de los inmigrantes. Ahora bien, las consecuencias de esta estrategia podrían proyectarse con base en los hechos del pasado:
a) Aumento del gasto en seguridad, aumento de los impuestos y recesión económica, que fue lo que ocurrió luego de la invasión a Irak y a Afganistán.
b) Limitación de los derechos de los ciudadanos y activación masiva de operativos de las agencias de seguridad.
c) Pérdida de vidas en el acto de retaliación de ambas partes. Las guerras de Irak y de Afganistán pudieron haber tenido todo el apoyo del pueblo estadounidense al principio, pero luego el costo de vidas humanas hizo replantear la estrategia.
d) Ante la invasión y ataque en territorios extranjeros, los enemigos no se extinguieron y aún siguen amenazando la paz y la tranquilidad de Estados Unidos.
El caso colombiano en la lucha contra el terrorismo tiene otros tamices, pues no se trata de grupos islámicos extremistas de otros países. El caso de terrorismo en el caso colombiano se encuentra en un esquema social muy distinto, pues el contexto se encuentra enmarcado en un conflicto armado infiltrado por el narcotráfico. El terror en Colombia, fue implementado principalmente por el cartel de Medellín durante la época de Pablo Escobar, y luego por parte de los grupos de guerrilla y paramilitares quienes a través de torturas, extorsiones, ejecuciones extrajudiciales y secuestros, infringían terror en la población civil para tener control político y territorial sobre comunidades principalmente rurales en nuestro país, pero también se realizó en contra de los comerciantes, periodistas y autoridades públicas como formas retaliativas de actos que afectaran sus intereses. En Colombia las estrategias implementadas por el Gobierno de turno han oscilado entre la 1, la 2 y la 3 en diferentes momentos:
La estrategia de exterminio se puede ver evidenciada con los inicios de la violencia en la guerra de los mil días donde los liberales y conservadores se exterminaban mutuamente. Igualmente se puede ver con el tema de los falsos positivos donde se dieron ejecuciones extrajudiciales, simulando combates. En la retoma del palacio de justicia, el operativo militar fue catalogado como una operación de exterminio a los miembros del M-19.
La estrategia de excepción en la que se aplica un derecho de excepción, en Colombia se mantuvo el estado de conmoción interior durante muchos años, en donde se concedieron amplios poderes al Presidente de la República para tratar el tema de la violencia y del conflicto armado. Durante años, el Presidente podía regular muchas materias a través de Decretos de excepción, excluyendo al Congreso de la República en su participación. En Colombia se presenta una particularidad especial, porque cada vez que se presenta un acto terrorista, se esperaba un acto de reacción por parte del Gobierno a través de sus fuerzas armadas, ya sea un operativo militar, un bombardeo, un ataque a un campamento, dar de baja a los altos miembros de la cúpula del grupo armado, la destrucción de un laboratorio de procesamiento de droga, unas capturas o un combate armado. El problema con estos operativos de reacción es determinar si obedecían a una estrategia de exterminio o de excepción. En todo caso se comparan los resultados con los resultados de la estrategia de Estados Unidos, es decir:
a) Aumento del gasto en fuerzas armadas, aumento de impuestos y recesión económica.
b) Limitación de los derechos de los ciudadanos, especialmente los campesinos en los que se realizan los operativos, porque quedaban expuestos al fuego cruzado, a las fumigaciones con glifosato, y el desplazamiento forzado.
c) Pérdida de vidas en el acto de retaliación, tanto de miembros de la fuerza armada, miembros de los grupos guerrilleros y civiles muertos y desplazados.
d) Y muy a pesar de las retaliaciones, los grupos no se extinguieron, ni dejaron de realizar actos terroristas.
La estrategia del diálogo se aplicó en los diálogos de paz donde se logró la desmovilización del M-19, en los diálogos de Ralito, donde se buscó la desmovilización de los grupos de autodefensas, y en los actuales diálogos de la Habana, en los que se busca la desmovilización de las Farc.
Como lo dije, no es fácil tratar con el terrorismo, pero siempre se debe analizar todas las posibilidades y contextos para diseñar la mejor estrategia, teniendo en cuenta todas sus implicaciones en la legitimidad interna y externa del Estado.
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