LA VIOLENCIA SEXUAL EN CONFLICTOS ARMADOS.
Por: Jorge Arturo Abello Gual.
La violencia sexual en contra de las mujeres en los conflictos armados siempre ha sido uno de los crímenes internacionales más problemáticos, pues la indefensión de las víctimas y la brutalidad de los victimarios no deja ni un ápice de respeto por la condición humana, y mucho menos de la condición de mujer.
Si bien en los conflictos armados las violaciones sexuales se presentan en los dos géneros, no hay dudas de que el género femenino es el más afectado en este tipo de circunstancias. Desde la antigüedad, el poder de violar a las mujeres del bando vencido era un trofeo de guerra para los soldados que componían el bando vencedor. En el oriente, Gengis Kan cada vez que conquistaba a un pueblo, se extasiaba violando a todas las mujeres que su apetito sexual le permitía, se dice que el 8% de la población de Asia Central tiene sus genes[1]. En el caso de los romanos, cada vez que se conquistaba a un pueblo se esclavizaba a la población, y a las mujeres la esclavitud, las colocaba en un estado de vulnerabilidad para la violación. En la Escocia sometida por los ingleses, los señores feudales tenían el derecho de pernada, que consistía a que el señor feudal podía acceder sexualmente a las mujeres que se iban a casar antes que el esposo –lo que creo la leyenda de Williams Wallace-.
La violación sexual como un trofeo de guerra, ha generado a su vez, suicidios colectivos de mujeres que preferían suicidarse antes de ser tomadas por el enemigo (en el caso de la india se conoció como la ceremonia de Jauhar, donde las mujeres hacían un ritual para suicidarse antes de caer en manos del reino conquistador)[2], pero a su vez, otras mujeres también terminaban suicidándose luego de ser violadas.
Siguiendo con antecedentes más cercanos, en la segunda guerra mundial los alemanes realizaban violaciones colectivas de mujeres francesas, en retaliación a las acciones de la resistencia francesa[3]. En China, miembros del ejército Japonés violaron a 20.000 mujeres el primer mes en que ocupó la capital de ese país Nanking[4]. En Alemania el ejército ruso violó a 900.000 mujeres alemanas cuando invadió Alemania al finalizar la segunda Guerra mundial[5].
Los actos de violación en las guerras tienen varias connotaciones:
1) Es un trofeo de guerra.
2) Es un acto de agresión en contra del enemigo.
3) Es un acto de venganza en contra de la parte contraria.
4) Humillación al grupo vencido, y a las mujeres de los vencidos.
5) Es un acto de genocidio en contra de un grupo determinado. Es una forma de limpieza étnica y racial.
A pesar de esas connotaciones que aparentan ser más justificantes, que agravantes, lo que está detrás de la violación en los conflictos armados, es un acto de barbarie en contra del género femenino, que aparentemente se muestra como un castigo a las mujeres por el mero hecho de estar relacionadas con el bando opuesto, sin embargo, con ello se esconde la verdadera razón de la violación en tiempos de guerra, que no es otra que una expresión violenta de hombres con problemas de formación sexual, que aprovechan la ausencia de ley, la ausencia de autoridad, y la vulnerabilidad de la víctima para satisfacer sus deseos sexuales, que en condiciones de legalidad no pudieran cumplir.
Para explicar mejor lo anterior, es bueno preguntarse qué ocurre si le entregas a un hombre que es un violador, o que tiene claras tendencias de violador (sádicos, masoquistas, pederastras), un ejército de 40 hombres, para que tome a la fuerza a una población, donde se encuentran 30 mujeres, que desafortunadamente van a quedar bajo su absoluto poder. Es como colocar a Garavito –el monstruo colombiano que violó y asesinó a más de 200 niños- como rector de una guardería de niños. Ahora bien, no es solo, el violador, sino también el voyerista, que es aquel que disfruta del simple hecho de saber o de ver que está ocurriendo una violación, entonces, si bien no lo hace el mismo, si ordena que otros lo hagan, o permite que otros lo hagan.
De esta forma, se presentan dos supuestos, el primero es que el sádico o el voyerista esté al mando de la tropa, en cuyo evento, el participará, fomentará e incitará los actos de violación, e incluso, puede ordenar a otros miembros de la tropa a realizar actos, justificándolos como una forma de castigo, pero lo que en verdad ocurre, es que está realizando su propio morbo sexual. El segundo supuesto se presenta, cuando el jefe de la tropa no tiene problemas de formación sexual, pero tiene a su mando a varios subordinados que sí. En estos casos, se presenta una lucha y una tensión por el poder de mando, pues los subordinados que están dispuestos a realizar actos de violación, buscan primero una autorización del superior; y si no la obtienen buscan desacreditar su autoridad, generando un motín, cuando encuentran oposición, buscando así, lograr su objetivo a través de la presión al jefe, quién si no tiene suficiente poder, termina o cediendo o haciéndose a un lado, o también puede terminar depuesto permanentemente por un “golpe de estado”; y por último, los subordinados que no logran sus fines a través de la presión, pueden llegar a la consumación del acto de manera clandestina o a espaldas de su superior.
Los hombres con estos problemas de formación sexual, pretenden que en un conflicto armado, se les reconozca el derecho a satisfacer sus deseos depravados, luego de ganar una batalla, o después de haberse sacrificado por la causa o haber realizado un buen combate, en otras palabras lo ven como un premio. Cuando están en la cima de la cadena de mando, ellos mismos se otorgan su premio, y exhortan a que otros lo hagan, e incluso hasta ordenan que otros sin querer lo hagan para legitimar su accionar. En cambio, cuando son subordinados dependen de la voluntad del superior, cuando le niegan ese premio, se sublevan o lo ignoran.
En todos estos casos, la represión del hecho por parte del jefe de la tropa o de las autoridades que ejerzan el mando sobre la tropa, es fundamental para que los hechos de violación no se repitan, ni se repliquen, bajo un esquema de permisión e impunidad, donde los violadores se sienten libres de realizar sus deseos, sin ningún tipo de control.
No es cierto que todo hombre en una guerra termine violando a las mujeres de sus enemigos. Tampoco es cierto que todos los hombres crean que tienen ese derecho. Tampoco es cierto que todos los jefes de la tropa fomenten las violaciones sexuales, no las eviten o no las repriman. El problema son todos aquellos que sí tienen un problema de formación sexual, y que se aprovechan del poder de las armas y de la vulnerabilidad de las víctimas para cumplir su morbo sexual, y que pretenden hacer ver estos temas como daños colaterales de la guerra, o consecuencias necesarias de ella, para garantizar su impunidad, y así seguirlas practicando impunemente.
La guerra es un ambiente donde las personas tienen una percepción de que no existe la legalidad, o no existe más autoridad que la de los jefes, es un ambiente hostil, donde aflora el instinto de supervivencia, muchas veces por encima de la razón. Sin embargo, la guerra sí tiene sus reglas, tiene sus autoridades, y se deben respetar unos derechos mínimos, que se han definido como el Derecho Internacional Humanitario, y donde se castiga las violaciones y los actos sexuales, que se realicen en contextos de guerra. Por tanto, ni la violación, ni ninguna práctica sexual forzada, son legales en una guerra, ni pueden entenderse como daños colaterales, ni consecuencias necesarias de la guerra, porque son crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, dependiendo del contexto: Son crímenes de guerra, cuando son actos que componen un ataque generalizado y sistemático en contra de la población civil[6], como lo haría una organización criminal dedicada a la trata de personas, al secuestro y la prostitución forzada de mujeres. Y son crímenes de guerra, cuando se cometen dentro de un contexto de conflicto armado ya sea de carácter internacional o de carácter no internacional, pero lo importante, es que el autor tenga conciencia de la presencia de “circunstancias de hecho que establecían la existencia de un conflicto armado.”
CASO DE LAS COMFORT WOMEN, IMPERIO JAPONES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
El imperio Japonés durante la segunda guerra mundial, raptó, secuestró y reclutó forzadamente a 200.000 mujeres de entre 11 y 20 años, de países invadidos como China, Indonesia, Corea y Filipinas, para que sirvieran de esclavas sexuales de los miembros del ejército japonés[7]. Solo el 25% de estas mujeres logró sobrevivir a esta práctica, donde fueron esclavizadas y sometidas a múltiples violaciones, a veces hasta cuarenta veces al día[8].
Habían tres clases de establecimientos que prestaban estos servicios, denominados confort station, unos estaban bajo el control total del ejército; otra, bajo la administración de particulares pero controladas por el ejército; y las que administraban particulares y le daban prioridad al ejército, pero también le prestaban servicios a otros. La razón de ser de estas entidades siniestras, era “estabilizar el estado psicológico de los soldados, protegerlos de contraer enfermedades venéreas e impedir el espionaje, el saqueo y la violación durante los ataques militares a las ciudades.”[9] Precisamente, esas mismas razones justificaron la creación de prostíbulos exclusivos libres de enfermedades venéreas para los soldados estadounidenses durante la segunda guerra mundial.
Aquí se ve cómo se busca disimular las violaciones sexuales a mujeres, que no son otra cosa que una demanda de las depravaciones sexuales de algunos, para hacerlas pasar como daños colaterales o consecuencias necesarias de la guerra. El secuestro, rapto y esclavitud forzada de estas mujeres, no es otra cosa que un plan premeditado, organizado y sistemático, ideado por un depravado sexual, que sin duda configura un crimen de lesa humanidad. Y el hecho de haber sido ejecutado en contra de mujeres de países sometidos, es sin duda una táctica de guerra en un contexto de conflicto, que busca ser justificado como un castigo y humillación a su enemigo, en el fondo es solo un producto de un deseo de un depravado o un grupo de depravados que encuentra en la agresión sexual cometida por él o por otras personas, su forma de satisfacer su problema de formación sexual.
El gran problema de las guerras es darles la oportunidad a los violadores y a los voyeristas, de tener un contexto o un ambiente propicio para calmar sus carencias sexuales, y camuflarlas como consecuencias necesarias de la guerra para justificarlas y normalizarlas.
Solo una mente bien retorcida y degenerada sexualmente en un ambiente de ausencia total de Ley, consideraría legítimo, secuestrar a las mujeres de su enemigo, y someterlas a la esclavitud sexual, para que fueran violadas más de cuarenta veces por día.
CASOS DE RUANDA Y YUGOSLAVIA, AGRESIONES SEXUALES CON FINES GENOCIDAS.
En los conflictos armados de Yugoslavia y Ruanda, las agresiones sexuales tenían un fin genocida, que era acabar con un grupo étnico.
En el caso de Yugoslavia, los serbios buscaban destruir los grupos musulmanes que se encontraban en Bosnia-Herzegobina, con lo cual, violaban a las mujeres musulmanas y con ello, lograban que estas mujeres fueran repudiadas por los hombres para casarse, por considerarlas como impuras[10].
En Ruanda los miembros de la tribu Utu, querían acabar con los miembros de la tribu Tutsi, y utilizaron la violación como forma de causar daño mental y corporal a las mujeres de dicho grupo. Muchas mujeres Tutsi resultaron embarazadas luego de violaciones masivas, y debido a la procedencia del niño, las mujeres los rechazaban y los abandonaban[11]. Se considera que la violación y posterior embarazo forzado de una mujer tutsi, por un hombre utu, cortaba la línea de descendencia de la tribu. Otras mujeres luego de ser violadas, sufrieron la trasmisión de enfermedades venéreas e incluso VIH[12], que afectaba gravemente su vida y su integridad física, y las que no, quedaron gravemente traumadas[13]. Las mujeres violadas eran rechazadas por toda la comunidad, en especial por los hombres, y por ello, tampoco tenían muchas posibilidades de formar familias en un futuro[14].
En estos casos, vuelve y se pierde el norte, porque se busca decir que la violación era parte de una táctica genocida que le interesaba a cierto grupo, para acabar con el otro, pero ello no es otra cosa, que una distracción, pues lo que ocurrió fue que varios depravados con problemas de formación sexual, encontraron nuevamente un ambiente propicio para justificar sus actos pervertidos, como un instrumento para alcanzar unos fines de toda una colectividad, que era acabar con el otro grupo. Aquí el tema es que los pervertidos lograron convencer a la comunidad de que las violaciones eran útiles para conseguir el fin que todos querían, y la comunidad los dejó actuar impunemente para que se pudiera alcanzar esos fines. Graso error. Los depravados manipularon la situación para satisfacer su deseos, y lograron la impunidad, liberados de todo control y límite de la sociedad, e incluso hasta legitimados, desataron todos sus instintos violadores y voyeristas en la población femenina.
¿Qué puede ocurrir si le dices a un violador que puede violar y además de ello, que debe hacerlo por el bien de la comunidad o para acabar con el enemigo?
CASO AKAYESU EN RUANDA.
En el caso de Akayesu en Ruanda, se trató de un alcalde Utú de una comunidad, que era conocedor de que en el edificio donde él trabajaba, se violaban de forma masiva a mujeres tutsi, y que el promovía ese tipo de actos con su presencia o con sus palabras[15]. Que si bien es cierto él no era un participante activo en ese tipo de violaciones, las consentía y las fomentaba[16]. Esta situación se presentó, pues las mujeres tutsi desplazadas por el conflicto armado, acudían por ayuda al alcalde, y cuando llegaban al edificio, eran sometidas por los cuerpos armados en guerra de los Utu, por la policía o por los agentes de la alcaldía, y eran violadas, ya sea al interior del mismo edificio o en montes cercanos[17].
Este caso, es la perfecta combinación entre un líder voyerista que le gusta ver a mujeres desnudas y teniendo sexo, y violadores sádicos, que sienten placer sometiendo y causando dolor a las víctimas, en una forma de reacción violenta. Su poder político y las armas, le daban la forma de someter a las víctimas y de garantizar su impunidad, la guerra y el supuesto fin genocida, son solo un pretexto para dejar aflorar sus deseos depravados.
CASO FOCA EN YUGOSLAVIA
Un grupo de fuerzas armadas serbio bosnias, se tomó en 1992 militarmente la población de Foca. Al controlar la plaza, separaron a los hombres de las mujeres. A las mujeres las llevaron a hoteles, casas y departamentos para ser violadas. Pero el punto más grave fue lo que realizaron en una escuela, donde violaron de forma masiva y pública a varias niñas[18]. Las consecuencias, fueron catastróficas, muchas niñas sufrieron graves daños ginecológicos, incluso perdieron la posibilidad de procrear, otras se suicidaron, y socialmente, fueron repudiadas por su familia y por la sociedad[19].
Aquí nuevamente se pierde el foco, pues se considera que se trata de un ataque dirigido a una limpieza étnica. Y vuelve otra vez la problemática, ¿Son los violadores utilizados por la sociedad para alcanzar el fin de eliminar a un grupo étnico, o son los violadores que utilizan el conflicto como un pretexto para satisfacer sus deseos depravados?
Entonces porque hay exterminar un grupo de personas, hay que darles rienda suelta a los violadores, pues la lógica no concuerda, pues la táctica del exterminio a través de la violación funciona a largo plazo, si tengo la posibilidad de exterminar matando inmediatamente, como la tuvieron los serbios y la practicaron, qué necesidad había de violar y torturar a niñas de un colegio, y dejarlas vivir atormentadas.
En este caso nuevamente se pierde el foco, los violadores aprovechan el ambiente de guerra para sus propios fines. La violación de niñas implica un trastorno mental, a estas personas se le llama pedófilos cuando disfrutan ver niñas desnudas, o pederastas cuando sienten placer con la penetración de niñas. Y en este caso, se presenta el morbo de la virginidad, en el presente caso, estas niñas violadas fueron gravemente maltratadas en sus partes genitales, y no accedieron a tiempo a un tratamiento médico, lo cual, a muchas les causó infertilidad, y ello, no es ni consciente ni premeditado, es la consecuencia no prevista de la violación a una menor de forma colectiva y recurrente.
Pero volvemos al patrón que hemos trabajado, se aprovecha el contexto de conflicto, para someter a la víctima por la fuerza, y estando en esa condición, se aprovecha la falta de ley y de autoridad para satisfacer sus deseos depravados. Qué mejor situación para un violador, que tener a la víctima sometida, no tener ley ni autoridad, y fuera de eso, que le digan que lo tiene que hacer por el bien de su grupo, es como darle un dulce a un bebé.
CASO ISIS EN SIRIA Y EN IRAK.
El Estado Islámico ha desatado lo que se llama la Yihad sexual, en la cual atacan poblaciones civiles, compuestas de cristianas, yazidis, y musulmanas chiítas, en las cuales, les dicen que si no se convierten al islam, serán asesinados. En el caso de los hombres, éstos son asesinados, pero en el caso de las mujeres, éstas son violadas, vendidas y sometidas a la esclavitud sexual.
“En la jurisprudencia islamista cuando ya ha sido declarado el Yihad está totalmente permitido a los yihadistas -desde el punto de vista de la Shari´a, la ley islámica- tomar a las mujeres del “enemigo infiel”. Los yihadistas han declarado el Yihad contra el mundo cristiano y los musulmanes de otras sectas, por lo que es “lícito” desde la perspectiva islamista violar a las “infieles” cristianas, yazidis, y musulmanas chiítas- y tomarlas como esclavas sexuales.”[20]
En este caso, existe una aparente justificación religiosa, donde las mujeres de otras religiones, son concebidas como objeto de esclavitud, y en especial de esclavitud sexual.
Corán 23:1-6: ¡Bienaventurados los creyentes,… que se abstienen de comercio carnal, salvo con sus esposas o con sus esclavas en cuyo caso no incurren en reproche.
Corán 23:1-6:¡Bienaventurados los creyentes,… que se abstienen de comercio carnal, salvo con sus esposas o con sus esclavas en cuyo caso no incurren en reproche.
Corán 33: 50: ¡Profeta! Hemos declarado lícitas para ti a tus esposas, a las que has dado dote, a las esclavas que Alá te ha dado como botín de guerra, a las hijas de tu tío y tías paternos y de tu tío y tías maternos que han emigrado contigo y a toda mujer creyente, si se ofrece al Profeta y el Profeta quiere casarse con ella. Es un privilegio tuyo, no de los otros creyentes -ya sabemos lo que hemos impuesto a estos últimos con respecto a sus esposas y esclavas, para que no tengas reparo. Alá es indulgente, misericordioso.
Para los Yihadistas, las mujeres infieles son vistas como esclavas sexuales, con las que tener relaciones, no se considera un acto en contra de su religión, por ello, las mujeres de otras religiones que de encontrarse en un conflicto armado, y sean tomadas como prisioneras de guerra, son violadas, intercambiadas y vendidas como esclavas sexuales entre musulmanes:
“No sólo tienen esclavas sexuales los miembros del Estado Islámico, Boko Haram, y tantos otros grupos islámicos, sino también hay estados musulmanes en los que se pide legalizar la esclavitud sexual de cristianas, como es el caso de la activista política kuwaití Salwa Al-Mteiri que reclamó recientemente una ley que permitiese la compra de prisioneras de guerra con el fin de convertirlas en esclavas sexuales. Ella le preguntó a un mufti saudí [5]: ¿Cuál es la ley con respecto a las esclavas? El muftí me dijo que la ley exige que exista un país musulmán atacando a un país cristiano – perdón, un país no-musulmán – y tomando prisioneros de guerra. Le pregunté si estaba prohibido convertirlos en esclavos, y él dijo que el Islam no prohíbe la posesión de jóvenes esclavas. Todo lo contrario.
También, aquí en Kuwait, pregunté a eruditos religiosos y expertos sobre este tema, y ellos me dijeron que para el hombre promedio, el hombre buen religioso, la única manera de evitar las relaciones prohibidas con las mujeres es la compra de jóvenes esclavas. …”[21]
En este caso, las justificaciones religiosas de la guerra y el sexo, confluyen al mismo resultado, a ver a una mujer como objeto de las depravaciones sexuales de los hombres, y en este caso expreso, al declarar que las mujeres infieles no son personas, son esclavas y como tal, meros objetos, se pretende dar una justificación a la violación diciendo que nadie puede violar a un objeto o a una no persona, por lo que no hay delito, ni recriminación religiosa.
De acuerdo con una vertiente religiosa islámica, el sexo está permitido con la esposa, y es posible tener varias esposas, y los desmanes, el comercio carnal, el intercambio, es dejado para las esclavas, por tanto, al existir esa subcategoría de mujeres, quién tenga sexo con ellas, no estaría ni realizando un delito, ni una blasfemia.
El problema con ello, es que en el derecho internacional, no existe la esclavitud, no existe una subcategoría de mujeres, y no existe justificación que se permita un trato cruel e inhumano como la violación y la esclavitud sexual, ni siquiera en contextos de guerra.
Volvemos nuevamente al tema del botín de guerra como una supuesta justificación, de los depravados sexuales, que en ningún sentido tienen asidero jurídico, y es una manipulación de la dialéctica social y religiosa, para ver en la violación un acto justificado. Por otra parte, se repite el mismo esquema el sometimiento a través de la violencia de la víctima en un contexto de conflicto armado, que se encuentra en un estado de indefensión total, y el aprovechamiento de dicha situación para satisfacer los deseos morbosos de hombres con problemas de formación sexual.
CONTEXTOS DE VIOLENCIA SEXUAL EN EL CONFLICTO ARMANDO COLOMBIANO.
CASO DEL SALADO.
El caso del Salado, fue una toma de un grupo paramilitar de un corregimiento del Municipio del Carmen de Bolívar. En esta toma participaron 450 paramilitares, que se tomaron a un pueblo señalado como colaborador de la Guerrilla de las Farc.
En medio de la toma se presentó una situación, y fue la búsqueda selectiva de mujeres de guerrilleros para castigarlas:
“Transcurrió un buen tiempo y llegó un paramilitar vestido de civil, posiblemente un jefe, porque era el único que se comunicaba con radioteléfono, y le preguntó a Jennifer: “¿Tú eres Neivis Arrieta?”.
A Jennifer siempre la habían confundido con Neivis Judith Arrieta. Tenían la misma edad, el pelo negro hasta la cintura y rasgos similares. Las diferenciaba que, al parecer, la otra andaba de amores con un guerrillero y, se decía, tenía dos meses de embarazo.
“Yo no soy, usted está confundido”, le respondió ella, y prefirió no delatar a la verdadera Neivis, que estaba sentada a su lado. “Pues si eres, hoy te vas a morir, hoy vas a conocer qué es ser mujer de un guerrillero”, le advirtió el jefe.
Minutos después, el mismo paramilitar llegó empujando a un guerrillero y le ordenó que dijera cuáles de las mujeres tenían romances con compañeros suyos. El joven, con lágrimas en los ojos, ni siquiera levantó la cabeza, ni siquiera miró a las mujeres, sino que con el dedo pulgar señaló al azar, justo en el sitio donde estaba sentada Rosmira Torres, de 46 años, madre comunitaria y mamá de Luis Pablo Redondo, un joven maestro a quien acababan de arrancarle las orejas en la cancha, frente a decenas de saladeros cuyo castigo era presenciar el macabro espectáculo.
A Rosmira la tomaron del pelo, la pasaron por encima de Jennifer, la arrastraron por el piso, hasta la calle que separa a la iglesia de la cancha, y allí la amarraron por el cuello con una cuerda que usualmente se usa para colgar hojas de tabaco. Uno a uno, un corrillo de paramilitares se iban pasando la cuerda, jalaban y jalaban para estrangularla, y cuando estaba sin aire, la soltaron, le infligieron dos puñaladas y con un tiro de gracia apagaron el soplo de vida que le quedaba.
Los paramilitares regresaron de la carnicería humana y el guerrillero señaló a la auténtica Neivis. Los uniformados decían que era la mujer de “Camacho”, un jefe guerrillero, aunque según las investigaciones posteriores, no era así.
A la joven, de tan solo 15 años, la llevaron a un árbol contiguo a la cancha de microfútbol, la acostaron boca abajo y la desnucaron frente a la multitud de campesinos. Así la vio por última vez Jennifer, su compañera de clase, aunque después de muerta no cesaría la barbarie.
Con la bestialidad de un sicópata, un paramilitar le quitó la falda a Neivis, le atravesó un palo por el cuerpo, desde los genitales hasta la cabeza, y con frialdad volvió al ruedo, a la cancha, en busca de otra víctima.
Mientras tanto, el hombre vestido de civil regresó a donde estaban las mujeres al borde del pánico, y le ordenó a Jennifer que se fuera con él, que tenía que preparar la comida de sus compañeros. La señora Eliza le imploró que se la llevara a ella, que la niña no sabía cocinar, pero el jefe tomó a la joven por el brazo y la condujo a una casa al lado de la iglesia, profanada por tanta sangre que corría a sus pies.
(…)
En la casa había cerca de 20 paramilitares, algunos encapuchados. No había comida, por lo que la muchacha sospechó que no iba precisamente a cocinar. La duda la confirmó cuando por el radioteléfono un hombre le dijo al jefe: “suéltela que ya la comida está hecha”. Entonces, en un tono burlón, le dijo a Jennifer: "¿Tú sabes lo que te va a pasar muchacha?”, y ella, que con los nervios le da por hablar más de la cuenta, le respondió que ya se imaginaba, pero que por favor no la torturaran, que la mataran y listo.”[22]
Luego la joven fue violada por cuatro paramilitares uno después de otro. Vuelve el patrón. La violación no se genera como un castigo, ello es supuestamente una justificación, pero no, realmente es un pervertido o un grupo de pervertidos que se aprovechan de su poder sobre la víctima, que no tiene otra alternativa que ceder a la violación, y el pervertido no tiene ni límite legal, ni autoridad que le impida realizar el acto.
CASO HERNÁN GIRALDO.
En Colombia se encuentra un claro caso de ambientes de violencia y de intimidación, que es el de Hernán Giraldo, un jefe paramilitar que actuaba en la zona rural de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde accedió carnalmente a muchas niñas entre 12 y 18 años de edad, aprovechándose de su condición de jefe paramilitar, solicitando que se presentaran voluntariamente o que se las llevaran sus propios padres a sus aposentos, donde después las accedía. Frases como “se buena conmigo”, o “sabes que le puede pasar a tu familia si no eres buena conmigo”, a una menor de edad o una niña, de seguro es un entorno de coacción, que impide a la víctima dar su consentimiento.
“Laura* fue violada por Giraldo en 2004, cuando tenía 13 años:
“A partir del caso, como consecuencia no he podido continuar mi vida normalmente, me quedaron secuelas, se me ha dificultado llevar una vida normal como la llevan las jóvenes. En el estudio, he estudiado, pero no me siento realizada, se me dificulta mucho porque me siento diferente, a partir de eso me siento señalada de las personas porque tienden a juzgarlo a uno sin saber cómo fueron las cosas. (…) En ese tiempo para mí era duro porque era como una tortura, una niña de trece años que la utilizan porque a los trece años uno no sabe exactamente ni decide por uno mismo lo que va a hacer respecto a la sexualidad. (…) En ningún momento mi papá estuvo de acuerdo con que yo mantuviera una relación con Hernán Giraldo. Eso de que nos vendían, que estuvieran de acuerdo, que nos llevaban la gallinita, es totalmente falso nunca nos vendieron. Mis papás no tuvieron nada que ver con lo que me pasó, con lo que pasó en ese momento, ellos no tenían nada que ver con eso”.
Paula* fue violada por Giraldo en 2005, cuando tenía 11 años:
“Durante todo el tiempo que permanecí en la finca (vecina) vi que llegaba el señor Hernán Giraldo, él era el dueño, yo sabía que él mandaba en la región, él andaba con muchos hombres armados, me daba temor cuando él llegaba, cuando él llegaba a la finca mi papá nos encerraba a mi hermana y a mí en el cuarto y nos decía que no saliéramos o si no él se quedaba allí, aproximadamente a los seis meses de estar en esa finca, Hernán Giraldo pasó unos días allí. Un día como a las diez de la noche cuando yo me encontraba dormida en la habitación con mi hermana, llegó una muchacha y me dijo que el patrón me llamaba, que estaba en la habitación de él. Yo dije que no quería ir, no sabía para qué era, pero llegó uno de los guardaespaldas de él y me dijo que tenía que ir”.”[23]
En tales casos, se ve como el acto de intimidación del ex jefe paramilitar era manifiesto, y el grado de temor de las víctimas, hacía que aceptaran una relación sexual, y convivencia con él, de manera sumisa y sin oposición, más bien, todas sabían qué les podía pasar si se oponían.
Por otra parte, también se encontraron casos de pago, donde el ex jefe paramilitar le paga a miembros de la familia para que le llevaran a las niñas para ser violadas:
“Se han encontrado casos en los que la familia de las niñas no solo permitieron que fueran abusadas sino que las ofrecieron para obtener beneficios económicos o conseguir poder al tener un parentesco con el paramilitar.
Se dice que las niñas hacían fila para que ‘El Patrón’ pudiera escoger, e incluso que a sus papás les decía que se las “cultivara” para que él pudiera “disfrutarlas”. También se dice que les pagaba a las menores después de tener relaciones sexuales y que las drogaba. "Él era el patrón y todo allá era para el patrón. La mejor gallina y la mejor niña eran para el patrón", dijo a la Fiscalía Carmen Rincón, alias ‘La Gorda‘.
La pequeña que le gustara era suya, a las buenas o a las malas. “La vida me cambió. Yo antes reía y bailaba… Ahora no tengo ganas de vivir”, dijo una mujer consultada por el equipo del CNMH que fue abusada por Giraldo.”[24]
Aquí nos encontramos con otra forma de comercio carnal derivado de un contexto de intimidación y de violencia. La entrega de niñas a cambio de dinero, para ser violadas generó una cultura familiar retorcida, de distorsión de los valores, donde los propios familiares en medio del contexto de un conflicto armado interno, veían una forma de sacarle provecho económico a un mal que muy seguramente les podía ocurrir, y era que el ex jefe paramilitar mandase a buscar a su hija de todas formas. Fuera de lo retorcido de la situación, lo cierto es que las niñas no tenían ninguna opción, pues sus mismos progenitores y protectores decidían por ellas, en su libertad sexual, lo cual en todo caso es a todas luces en contra del derecho:
En primer término, la libertad sexual es un derecho personalísimo que no se puede anular por el consentimiento sustituto, es decir, nadie puede decidir sobre la libertad sexual de otro, ni siquiera la relación paterno o materno filial tiene ese derecho, ni careciendo la persona titular del derecho de capacidad para decidir.
En segundo lugar, la proscripción de la esclavitud, y de la trata de personas, genera que los seres humanos no pueden ser intercambiables como objetos, y su integridad sexual, es un derecho, que impide ser suprimido como un derecho humano, y su disposición solo puede darse como lo dijimos anteriormente por el consentimiento del titular, libre de todo vicio.
Tercero, en el caso de la libertad sexual, se entiende, que ningún menor de 14 años puede consentir, y de existir su consentimiento, este se entiende frente a la ley como inexistente, por una presunción de derecho que no admite prueba en contra.
Por último, está claro que dentro del contexto del conflicto armado colombiano, los valores se invierten, y el terror se convierte en el principal instrumento de anulación de los derechos. Las niñas no mantenían relaciones sexuales voluntariamente con el jefe paramilitar, ni eran sus compañeras permanentes por decisión propia, a pesar de que así lo aparentaban, y sus familias lo aceptaban, lo toleraban o lo fomentaban. La decisión no la tomaban las niñas, sino el victimario, y los que la ofrecían.
Precisamente en el caso de Hernán Giraldo se presente un concurso de crímenes internacionales, por un lado, un crimen de lesa humanidad[25] y por el otro, un crimen de guerra[26], ambos relacionados con la esclavitud sexual, la violación, embarazo forzado y cualquier otra forma de violencia sexual.
Ahora bien, cabe preguntarse si las conductas del ex jefe paramilitar Hernán Giraldo se encuentran relacionadas con el conflicto armado interno que se presenta en Colombia, y la respuesta, se debe hacer desde varios planteamientos.
Por una parte, el contexto en que se dieron las violaciones masivas de niñas en la zona de influencia del ex jefe paramilitar, no se hubiesen presentado si él no hubiese aprovechado el terror que producían los hechos que realizaba su organización en la zona, a tal punto que no tenía ningún tipo de oposición ni de la población, ni de las autoridades públicas, lo que le facilitaba en todo momento satisfacer sus instintos depredadores.
Cualquier oposición que hicieran las víctimas o sus familiares, eran reprimidas y sometidas con el aparato militar con que contaba el ex jefe paramilitar.
Si bien es cierto, estamos hablando de un depredador sexual, con serios problemas de formación sexual, con un claro perfil de pedofilia y obsesión con la virginidad femenina, utilizaba el contexto del conflicto armado para lograr satisfacer sus fetiches, aplacar la oposición y normalizar la situación en un contexto de inversión de valores facilitado por el terror generado por su organización armada en las zonas de su influencia.
CONCLUSIONES.
Luego de los análisis realizados, encontramos que la violencia sexual en un contexto de conflicto armado, no es un efecto necesario del conflicto o un daño colateral a él. Se trata de crímenes de guerra cuando se configura un conflicto armado, y en caso de ser parte de un acto sistemático y generalizado, sería un crimen de lesa humanidad.
Los jefes políticos y militares que promueven y fomentan este tipo de actos como un instrumento para ganar la guerra o destruir al enemigo, realmente lo que buscan es satisfacer sus problemas de formación sexual, justificándolos con fines o consecuencias necesarias de esos fines.
Las agresiones son delitos pasionales que incumben a los violadores como personas con problemas de formación sexual, quienes se aprovechan de los contextos de conflicto armado para lograr sus fines.
En las guerras, darle armas y tropas a violadores, es como darles un dulce a un niño.
[1] El períodico el Tiempo 24 de junio de 2004: LOS DESCENDIENTES DE GENGIS KHAN consultado en la siguiente página web: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1563401: “El estudio, a cargo de investigadores del Reino Unido, Italia, China y Uzbekistán, recogió muestras del tejido de unos 2.000 hombres de Asia central para concluir que más de 16 millones en esa región del mundo (el 8 por ciento de la población masculina) tienen el mismo cromosoma Y que el líder mongol.”
[2] ENCICLOPEDIA WIKI WIKI. Consultada en la siguiente página web: https://es.qwe.wiki/wiki/Jauhar
[3] MOREYRA, María Julia. (2007). Conflictos armados y violencia sexual en contra de las mujeres. Editores del puerto. Buenos aires. Pág.22
[4] Ob. Cit. Pág..10
[5] Ob cit. Pág..10-11
[6] BELTRAN, Ana. (2019). Las víctimas invisibles de la justicia penal internacional. Cuadernos de derecho penal No 20. Julio-Diciembre de 2018. Terrorismo, organizaciones criminales y derechos fundamentales. Universidad Sergio Arboleda. Tiran lo blach. Págs. 111-138. Pag. 118
[7] MOREYRA, María Julia. (2007). Conflictos armados y violencia sexual en contra de las mujeres. Editores del puerto. Buenos aires. Pág. 12.
[8] Ob. Cit. Pág. 13.
[9] Ob. Cit. Pág. 13
[10] Ob. Cit. Pág. 63
[11] Ob. Cit. Pág. 66
[12] Ob. Cit. Pág..67
[13] Ob. Cit. Pág. 67
[14] Ob. Cit. Pág..67
[15] Ob. Cit. Pág..76
[16] Ob. Cit. Pág.. 78
[17] Ob. Cit. Pág..78
[18] Ob. Cit. Pág..82-83
[19] Ob. Cit. Pág..83
[20] NOTICIAS ISRAEL. El porqué los islamistas violan a las mujeres cristianas
13 diciembre 2019 - Updated on 19 febrero 2020. En la siguiente página web: https://israelnoticias.com/islam/islamistas-violan-mujeres-cristianas/#:~:text=Estas%20mujeres%20est%C3%A1n%20obligadas%20a,convertirse%20al%20Islam%20fueron%20ejecutados.
[21] Ob. Cit.
[22] ESCOBAR ROLDAN, Mariana. 'Cuando los paramilitares me arrancaron la inocencia'. En el periódico el Tiempo. El 24 de noviembre de 2014. En la siguiente página web: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14881155
[23]DIARIO EL ESPECTADOR. Redacción judicial: "Era una tortura": víctimas del exparamilitar y "depredador sexual" Hernán Giraldo. 1 Sep 2019 - 5:16 PM, en la siguiente página web:
Redacción Judicial https://www.elespectador.com/noticias/judicial/hernan-giraldo-el-paramilitar-que-fue-un-depredador-sexual-de-menores-en-la-sierra-nevada-articulo-878995
[24] REVISTA SEMANA. Nación. Hernán Giraldo, el depredador de vírgenes. 3 de Marzo de 2017, en la siguiente página web: https://www.semana.com/nacion/articulo/ex-paramilitar-hernan-giraldo-abusaba-de-ninas-en-la-sierra-nevada/517375
[25] Artículo 7 literal g: g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;
[26] Artículo 8 literal e, vi: Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, definido en el apartado f) del párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual que constituya también una violación grave del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra;
No hay comentarios:
Publicar un comentario